jueves, 9 de abril de 2020

Dulce





Abrió la gaveta que, durante tanto tiempo, había permanecido cerrada. O, a lo sumo, había sido abierta para depositar dentro de ella algún alfiler, algún imperdible o algún pequeño tornillo que había sido encontrado en cualquier esquina de la casa cuando recogía, barría y fregaba los viernes.
Se entretuvo, por esta vez, más tiempo que el acostumbrado abriendo aquel cajón de madera noble y que formaba parte de la cómoda centenaria. Revolvió apenas dentro de él y encontró dobladas a la mitad tres cuartillas con una receta escrita a máquina en cada una de ellas. Las tomó entre sus manos y pensó: ¿escritas con una Olivetti o una Hispano Suiza tal vez?  Pero le era  imposible determinar con qué máquina habían sido hechas.
Las tres recetas estaban metidas dentro de un libro; Historia de Gloria. Amor, Humor y Desamor. ¡Mi madre!, pensó. Esas recetas eran de su madre con el membrete en la parte inicial de la cuartilla de Hogar Club Canarias. De repente, le vino a su memoria aquel programa radiofónico al que su madre era asidua, casi adicta. Cada jueves era radiado de 11h a 12 h de la mañana. Y cada jueves se aportaban distintas recetas de cocina que las oyentes enviaban, a través del correo postal, a la emisora desde distintos puntos de las islas para ser leídas a través de este medio radiofónico.
Allí estaban las tres hojas amarillentas y dobladas por la mitad cada una con  sus ingredientes y con el modo de hacerlas.

-      Tortitas de pescado
-       Croquetas de bacalao
-       Dulce

Al tomar aquellas hojas entre sus manos se emocionó y le hizo retrotraerse a los tiempos de la radio. La radio por las mañanas, la radio por las tardes, la radio por las noches… Sin embargo notó ciertas modificaciones escritas a mano y que le resultaron reconocibles en su grafía.
A las tortitas de pescado, cuyo título aparecía en mayúsculas, le había añadido: “Suéltele unas TORTITAS DE PESCADO y le tendrá bien atado”
A la receta encabezada como croquetas de bacalao fue capaz de modificarla escribiendo de su puño y letra: "BACAlado DE BILBAdo”
Y a la del dulce le antepuso “A nadie le amarga un DULCE”
Leyendo estas curiosas modificaciones en los títulos, descubrió un sentido del humor y un juego de palabras nunca antes visto por ella, capaz de reescribir títulos de recetas a su amaño dándoles un toque humorístico.
Tal vez había sido esa Gloria, Gloria Fuertes, la que inspiraría a su madre ejerciendo el influjo más agudo sobre su inventiva. Esa mañana encontró dentro de aquella gaveta que “aún olía a naftalina” tres variedades de dulces casuales…tal vez.
Volvió a esbozar una sonrisa con las tres cuartillas entre sus manos mientras releía lo escrito en una de ellas; y es que “A nadie le amarga un dulce".
         
                                                                    





1 comentario:

Teresa dijo...

Muy bueno, me ha encantado. Besitos y salud.