domingo, 15 de febrero de 2009

A los que corresponda.



A veces me planteo qué es lo que hace que un amigo atraiga a otro, que se encuentren, y que inicien juntos ese dulce camino que es la amistad. En este diario andar necesitamos, muchas veces, ser comprendidos y buscamos a nuestros amigos para ser entendidos por ellos, a la vez que nos expresamos abiertamente en la certeza de que vamos a ser correspondidos. Al tiempo, lo que vamos buscando en nuestros amigos es que nos tolere y nos acepte tal como somos, porque es una manera de intentar acercarnos algo más a nosotros mismos, reafirmándonos en nuestras ideas y pensamientos. A veces, ni tan siquiera hace falta ningún tipo de profundización con el amigo. Sabemos que nuestros amigos están ahí y con eso nos basta.
Cuando siento miedo, viene mi amigo a darme fortaleza, incluso no es necesario que lo llame. Él es el que aparece para hacerme ver mis valores y mis virtudes. Él acude como por arte de magia, pero también está ahí para tirarme de las orejas cuando me excedo en algo, actúo livianamente o incluso soy injusta o dura conmigo misma, hasta sin proponérmelo. También he visto a mis amigos conmigo cuando en algún momento, y son bastantes, me invade una cierta inseguridad de la que, creo, muy pocos escapan. Ellos están ahí también para estimularme con un gesto veraz y contundente y se aproximan portando una maleta llena de convincentes palabras cargadas de ternura y efectividad. Pienso en todos mis amigos y me siento afortunada. Y los veo ofreciéndome un amor incondicional, sin pedir nunca nada a cambio. Me complacen enteramente siendo como son sinceros, leales y hasta diáfanos. Y no sólo de palabra sino también con sus hechos. Hechos de calidad y calidez que han aportado un mayor progreso en mi vida, a la vez que un mayor valor, incrementando mi desarrollo personal. Pienso en ellos y creo que siempre han estado a mi lado precisamente en el momento que más los he necesitado. Por ello, siento que mis amigos son una necesidad. Necesito de mis amigos pero no para que ellos me tengan que dar la razón en todo momento, pues entonces no puedo hablar de crecimiento. Tampoco para que inflen constantemente mi ego con diversos elogios, aumentando de esta manera mi escondida vanidad. No me gustaría que la arrogancia quedara implantada en mi ser. Ni tan siquiera espero que ellos se sientan en débito constante conmigo por el mero hecho de ser amigos. Eso sería un mercantilismo de la amistad y por consiguiente creo que llegaría a dañarla.Y no quisiera que se me rompiera formando añicos imposible de recuperar.



Lo que me da seguridad de mis amigos, ya que me conocen bien, es que no me dañarían, por eso son mis amigos. Y que no serán capaces de emplear el arma que les he entregado con toda mi confianza, con amor y honestidad, para arrojarla sobre mi y de paso socavar mi espíritu y mi alma. No lo harán; son nobles y leales. Lejos de esto, mis amigos me dan vida, hacen que me entusiasme, me hacen reir y me gusta cuando son copartícipes de bellos y creativos entretenimientos apenas inventados para una mayor alegría común, para un mayor goce y placer. Y es que nos sentimos a gusto, así sin más. Sólo estando, perteneciendo y participando. Y en ese gusto me siento tranquila, serena y también renovada. Simplemente me siento emocionada a su lado y en esta relación de amistad existe una simpatía común y, a veces, hasta una cierta admiración por lo que son, por cuánto son y por todo lo que comparten. Cuando comparto con ellos momentos que pueden ser desde breves hasta más largos en el tiempo, me dejan una especie de sentimiento de equilibrio, de paz y armonía, que me llena de regocijo, entusiasmo y gratitud.

Siempre he pensado que mis amistades se han ido construyendo poco a poco, con mutuo conocimiento y aprovechando todos los momentos de encuentro cada vez que hemos podido. Y aunque pasara un tiempo, y yo no pudiera ver a alguno de mis amigos, sé positivamente que en el siguiente encuentro, ellos se darán benévolamente igual que lo han hecho las veces anteriores, porque mis amigos depositan su amor en mi, y yo, para no ser menos, les correspondo en la medida que estoy llena y rebosante de él. Simple y llanamente, el sentimiento que me dejan es el de placidez y sosiego. ¡Esos son mis amigos! Amigos de reciprocidad ya que hemos decidido estar juntos porque estamos a gusto juntos, y por ende disfrutamos de todo lo que nos rodea juntos. Si alguna vez yo no estuviera a gusto con mis amigos… entonces sería mejor que la amistad se dejara, e irremediablemente nos alejaríamos sabiendo que no fue verdadera amistad. Porque ¡ay de nosotros! si apareciera la desconfianza o el recelo. En esa medida, este noble sentimiento que es la amistad, no podría apoyarse, ni crecer, ni continuar.
Cuando alguna amistad ha calado mi corazón, me he dado cuenta porque sencillamente he sentido un cierto interés y atracción por esa persona, a la vez que me ha sido de agrado y, por si fuera poco, también florece una cierta afinidad con ella. Cuando eso me ha pasado tengo la sensación de haber experimentado una gran vibración en los momentos en que he podido estar a su lado, aportándome una energía especial que da paso a reiniciar mi motor particular. Y así he sentido como si la otra persona me ayudara, o como si en esos momentos decidiera estar a mi lado y así seguir caminando juntos por el mismo camino y, tal vez, en la ruta verdadera. Al menos por esos breves momentos.
Pienso que, teniendo incluso amigos que no poseen una idea igual a la mía, también valoro esa amistad porque es una manera de hacernos más grandes y de ayudarnos mutuamente. Y no necesariamente tenemos que coincidir en las mismas ideas, simplemente nos acercamos porque tenemos una manera peculiar de ver alguna realidad, sentimiento, acción o experiencia esencial, de una forma un tanto similar. Soy de la opinión que la polémica bien encauzada nos hace crecer y el conocimiento mutuo es mayor.



Sin embargo, no deseo que mis amigos quieran dominarme porque lo que deseo verdaderamente es que puedan ofrecerme libertad. Y que en esa libertad, que no necesita ser consensuada, haya ese amor recíproco que nos da nuestra amistad incondicional. Por todo ello, siempre que he podido he elegido a mis amigos porque los valoro en su esencia particular, porque además los estimo, los quiero y los respeto. Les soy leal y en esa lealtad me fundo para aseverar su amistad y la mía.
Y aunque tenga muchas personas a mi alrededor, no todas son consideradas amigas, porque lo que espero siempre de mis amigos es que sean un tipo especial de personas en la medida que son distintas para mi también, teniendo un comportamiento generoso y bondadoso conmigo. Sin que haya ganas de influir o dirigir. Mis amigos me dan sin pedir nada a cambio. Eso me hace sentir satisfecha y también contenta porque supone una identificación mutua y un cariño que se va demostrando en una construcción común.
Y pienso que, el que me hayan elegido a mi por arriba de los demás es lo que hace que sean mis cualidades específicas y particulares las elegidas entre muchas otras. Ya sean cualidades, morales, éticas, intelectuales, afectivas, artísticas, prácticas, sensibles o sensitivas. Y eso me identifica a la vez que me singulariza, no me adocena y no me estandariza.



( Las ilustraciones son originales de Joan Walsh Anglund


y publicadas por la Ed. Bruguera, S.A. en 1974 )


























Cuban Dance - Klazz Brothers
>
Page copy protected against web site content infringement by Copyscape

4 comentarios:

Charly dijo...

La amistad es un lazo inexplicable, es tan necesaria.Los mejores momentos de la vida se vive con la familia, pareja y AMIGOS!!!

tanci dijo...

Querido Charly. ¡Que alegría verte aparecer por aqui!. Si, es verdad lo que dices.Pero me planteo si existe el mismo tipo de lazos entre pareja,familia y amigos. En otra ocasión espero hablar de los lazos familiares. Te agradezco que hayas pasado por mi casa. Un saludo.

EL BLOG DEL COLEGIO GUAYONGE dijo...

Querida Tanci!! siempre tan profunda en tus escritos, que manera tan minuciosa de destacar todas las facetas de la amistad, tan importantes y que tanto nos complementan. Me gustó especialmente la parte en la que habla de que cuando necesitas un amigo/a "aparece"; eso lo he vivido muchas veces y es maravilloso. Hace pocos días colgué, en el blog de los cuentos, un escrito de Borges sobre los amigos, estoy segura de que lo conoces y también que te gusta. Un fuerte abrazo.

tanci dijo...

Mi querida Mary: Es verdad ¡qué importantes son los lazos de amistad! ¡y qué importantes son cuando los cultivamos y los mantenemos durante toda la vioda! Amén de las nuevas amistades que va haciendo filas a lo largo de nuestro periplo Bienvenidas sean de la misma manera. Yo creo que en todo ser humano es necesario este vínculo, que además llega a ser fortalecerdor. Me pasaré por tu blog porque los cuentos me encantan y cada día me entusisaman más. Visita, en cuanto puedas, a Charly, él es autor de un montón de cuentos con moraleja.Vale la pena.Sabes cuánto me gusta que me visites. Eso me llena, y me da estímulo para seguir en la brecha. Por cierto ¿has visto mi nueva presentación?. Tuve ayuda de un artista al que quiero mucho. Pero necesito también la tuya. Recibe un caluroso abrazo envuelto en un firme papel de amistad.