miércoles, 4 de febrero de 2009

A la sombra

¿Qué es lo que hace que una planta crezca a la sombra de otra?
A la sombra de un cactus salió la espinaca.
A la sombra de una planta crasa nació la cerraja.
Y a la sombra de una penca creció una labaza …¡y qué se yo que quieren estas intrusas!.

Si un cactus, con sus espinas y sus pinchos, puede dar cobijo a una espinaca, a una cerraja y a una labaza. ¿Cómo el ser humano no puede dar calor, cobijo y protección a sus congéneres cuando existe tal necesidad?
Me pregunto si era necesario para esas plantas crecer al lado de las otras… o si, por el contrario, fue mera coincidencia que empezaran, conjuntamente, su vida allí…

Y también me pregunto quién mandó a la espinaca, a la cerraja y a la labaza a elegir precisamente la compañía de las plantas más pinchosas de todas ¿O se eligieron mutuamente? También me pregunto como se entenderán dado que, las seis y en grupos de dos, han elegido vivir juntas Las he visto nacer, crecer y empezar su andadura. Las observo y las he dejado desarrollarse a su libre albedrío. No las he tocado, aunque estoy pendiente de su alimento y de sus necesidades.



Podría ser que se comporten como el ser humano, tal vez van buscando calor una al lado de la otra y así van amparándose mutuamente, aunque las unas a la sombra de las otras…o no ¿quién sabe por qué se han agrupado? Cada una dando de sí lo que tienen que dar, respetándose, no sé si ayudándose, pero al menos las veo tan contentas a todas. Me cuesta creerlo. Pero es así. Las leyes naturales y universales no hay forma de cambiarlas. ¿Podría estar la espinaca desarraigada por haber crecido en tierra desconocida, antes primero utilizada, por esa planta de hoja perenne que es la penca? ¿O le habrá pedido permiso, la cerraja al cactus, para pernoctar y protegerse del frío invierno que le está amenazando? Tal vez, se siente cómoda la labaza en tierra que no le pertenecía, pero que utiliza de igual manera. Puedo pensar que es meramente un intercambio, de lo más natural y generoso, y hasta de mutuo acuerdo: “puedes estar a mi lado que yo no te hago daño”, a la vez que es una necesidad para la recién llegada. Pero en este caso no veo, por ningún lado, la obligación del cactus, ni de la penca, ni de la planta crasa, en proteger a las inquilinas que no sé si, también, arribistas. Y sin embargo, conviven mansamente, dejan que la naturaleza dirija espontáneamente sus destinos, sin dominar , sin problemas y sin preocupación. No hay tretas, ni planificación, ni siquiera intencionalidad. Es un simple hacer, dejar hacer y dejarse hacer. Con la simplicidad que supondría, en el caso de los humanos, actuar así en nuestras vidas.
No las perderé de vista. A la primera de turno que algún pinchoso se le ocurra “pinchar como un cactus”, siendo ”poco cariñoso y seco” con sus congéneres; aunque haya tenido que serlo en apariencia, ya que le ha correspondido por su propia ley natural y universal. Ese día, aviso; ese día, apencaré con las consecuencias de haber permitido que la espinaca, la cerraja y la labaza hayan crecido en un lugar no apropiado para ellas. Mientras tanto, seré yo, quien tenga que aceptar la decisión de cada una para iniciar vidas paralelas aunque no las vea, de momento, identificadas. Pero que apechuguen, porque de nada les valdrá crecer a la sombra de nadie.



Sobre El Rocío - José Larralde

Page copy protected against web site content infringement by Copyscape

6 comentarios:

alicia barajas dijo...

Hola Tanci, me sorprenden los nombres de las plantas (que nunca había oído) y tu facilidad para reconocerlas. Por otro lado tu post, que me ha gustado mucho,me ha traído a la mente algo que leí estos días a salto de mata (valga la expresión)... Nos relacionamos siguiendo unos patrones inconscientes que hacen que despleguemos un juego de relaciones en el que nosotros y los implicados siempre juegan un papel... por ejemplo: la penca podría ser sádica sin saberlo y, por otro lado, la espinaca inconscientemente podría tener inclinaciones masoquistas y allá en el fondo deleitarse en culpar a otros por su desgracia... Vigílalas y si ves algo raro llévalas a psicoanálisis para ver si superan sus intenciones subconscientes y se hacen dueñas de su vida en plena libertad. Espero haber transmitido la idea claramente. Un abrazo

EL BLOG DEL COLEGIO GUAYONGE dijo...

Hola Tanci: supongo que el título es la esencia de este bonito texto. A la sombra...me gusta mucho, encierra la esencia de lo que has querido trasmitir, y...también queda claro que cuando alguien vive a la sombra de otro/a puede "abusar" de su condición...pero si en las plantas puede darse y de hecho se da,¿cómo no se va a dar en los seres humanos que son/somos tan "egoístas"? Siempre hay quién se aprovecha del trabajo de los demás, pero...¿no será que un poco nos dejamos?. Un beso, y sigue escribiendo estas cosas tan bonitas. Me hacen "pensar" y eso es muy saludable. Muchos besos.

tanci dijo...

Alicia, me encantó lo de "a salto de mata".Y siguiendo con algún que otro refrán te diré que "lo que no mata fortalece".Pero desde luego lo que planteas es algo que va más allá de las simples relaciones. Es cierto, nos relacionamos siguiendo patrones inconscientes...¿pero qué dejamos para los que no han querido seguir esos patrones que de alguna manera son consubstanciales,por lo visto,al ser humano? La idea ha sido clara aunque seguiré vigilando a la espinaca,a la cerraja y a la labaza... no sea que rompan moldes.Y ya sabemos romper moldes para ellas les puede salir caro.Empezando por el mismo molde de su propia maceta.Gracias como siempre por tu visita. Me deja pensando.
Un abrazo con "canción de agua".

tanci dijo...

Mi querida Mary, también tú me haces pensar y eso hace que mis neruronas trabajen más.¿Nos dejamos o vamos buscando algo acomodaticio,en la línea de no tenernos que esforzar demasiado dejando que las cosas vengan dadas bien por otros, o simplemente repetir los mismos esquemas de siempre? ...no sé también me quedo pensando.Pero esperaré a ver cómo termina esta historia de plantas adaptadas a otras plantas que les han dejado su casa,su terreno y hasta su oxígeno.Por dejarles, les dejan que vivan "a la sombra..." sin mucha complicación para ellas.
Me gusta tu presencia por aquí y es un honor contar con tu visita y con tus palabras. Un abrazo

mónica dijo...

Hola Tanci! ¡Qué post más curioso! Me ha gustado. ¡Qué complejas son las relaciones humanas! Tendemos a pensar que las personas importantes para nosotros, nuestros compañeros o amigos, llegan a nuestras vidas casi por azar, igual que la semilla de espinaca que, arrastrada por el viento, cayó en el tiesto del cactus y no, por ejemplo, en el jardín que había dos metros más allá... Y oímos frases como: "¡Qué mala suerte tengo, siempre me han tocado compañeros/as poco cariñosos/as! olvidando que, al contrario que las plantas, nosotros escogemos dónde caemos, y detrás de esa elección siempre existen razones, de las que muchas veces no somos conscientes.
En mi barrio vive una "espinaca". permaneció muchos años junto a un enorme cactus lleno de picos, que la hacía sufrir. Ella se quejaba de los pinchazos, pero seguía compartiendo tiesto con aquella horrible planta. Familiares y amigos consiguieron con gran dificultad arrancarla de aquel tiesto y hacer que se sientiese capaz de vivir en su propia maceta. Todos pensaron que aquello sería el final de sus lágrimas.se equivocaron. A los pocos meses ella compartía maceta de nuevo. Ya han pasado por su vida dos nuevos cactus. De otra especie, sí, pero cactus al fin y al cabo, con los mismos pinchos que la hacen sufrir. amiliares y amigos la han dejado por imposible... "¡Que se pique, si es éso lo que quiere!"
Creo que muchas veces llamamos amistad o amor a la simple necesidad de cubrir un vacío (llámese soledad, llámese necesidad de protección, conplejo d inferioridad... cualquier conflicto interno no resuelto). Y si estamos con alguien para cubrir una necesidad (aunque no seamos conscientes de ello), entonces estamos siendo dependientes, y por lo tanto esa relación no es en realidad una relación madura, porque una relación madura ha de ser fundam,entalmente una decisión libre... ¡Vaya, cómo me he enrollado! Un beso, si aún sigues ahí.... Vigila a esas parejas de plantas, ¡y ten en cuenta que ninguna relación es conveniente si impide el crecimiento individual!

tanci dijo...

Mónica querida...será eso de que "el corazón tiene razones que la razón desconoce". ¿Y como podemos cuantificar y por consiguiente hacer de una manera científica algo que ni siquiera el corazón conoce?¿En qué datos nos basaríamos para hacerlo científico?Porque no me negarás que no siendo conscientes, hay algo que nos ha llevado a esa relación de alguna manera sin tener una razón que lo explique.
Por otro lado la historia de tu "espinaca" no es diferente a la de muchas espinacas que andan por muchos sitios ocupando macetas que no debieran y sin embargo no son conscientes...¡Cuánta razón tienes!
A veces el crecimiento personal no va nada en paralelo con lo cánones que están estipulados y cada ser humano encontrará su libertad y su crecimiento, si así lo deseara, por otros caminos y que,aunque con mucho más esfuerzo o más tiempo de recorrido,es el más acorde con su desarrollo y con su personalidad.¿Se podría identificar esa necesidad de la que hablas de cubrir un vacío, a lo que llamamamos adaptación al medio?. Si es así, muchas espinacas,cerrajas y labazas se adaptan diariamente a su medio, cubriendo sus vacíos, sus necesidades de protección y cincuenta mil aspectos más que podríamos nombarar.¿Y las que no crecen a la sombra?Serán unas plantas no adaptadas... digo yo.Bueno, un lío también. Como siempre terminamos filosofando. Y lo mejor en este caso que nos ocupa..."entre col y col, lechuga". Hablando concretamente de plantas.
Tu visita, como de costumbre, ha dejado una grata alegría en mi casa. Y esta vez por partida doble.Gracias Mónica.