Un plato redondo, de color blanco roto y adornado con una pequeña cenefa a modo de cadeneta engarzada en azul y amarillo a lo largo de su circunferencia, estaba colocado en un extremo de la mesa familiar cubierta con un mantel de hule, decorado con vivos colores, ligeramente ajado. Sobre ese platillo de cerámica descansaban tres pequeños merengues o mimos perfectamente horneados y cuyos únicos ingredientes eran las claras de huevo, el azúcar y la ralladura de limón.
Estaban tan frescos y crujientes que todavía se podía mascar y paladear el chicle que permanecía en su interior.
La anciana de plateada cabellera se los llevó de uno en uno a su boca, en tres pasos distintos y diferenciados por un breve descansillo entre uno y otro. Los cogía delicadamente con sus dedos menudos y finos, avejentados por el paso del tiempo, saboreando cada uno de los diminutos manjares y diluyéndolos morosamente en la boca. Tanteaba el plato sin abrir sus ojos y se llevaba cada diminuta exquisitez hasta sus labios adivinando el recorrido.
Una vez hubo consumido aquellos tres pequeños y esponjosos merengues azucarados, dignos del paladar más exigente y derretidos en su boca, parecía como si se serenara más de lo habitual, sintiéndose, tal vez, cercana a una ancestral costumbre. Al término de este pequeño ritual, tanteó el plato vacío, lo acarició y rodeó con los dedos de su mano izquierda. Luego, ayudándose con su mano derecha, lo elevó temblorosamente intentando llevarlo hasta sus labios. Daba la sensación de que, en algún momento, fuera a dejarlo caer dado el temblor de sus menudas manos. Cuando logró colocarlo con dificultad cercano a su boca, lo succionó, intentó saborearlo, sacarle jugo, beberlo como si algún líquido pudiera contener aquel útil de cocina semiplano, de forma circular y que, repetidas veces, toca, palpa, acaricia, eleva y acerca… No tiene diferenciado si es plato o vaso. Si se come o se bebe. Si hay algo sobre él o no.
Es irreversible. No hay retorno. Foto Tanci
20 comentarios:
Desgraciadamente.
Tres merengues sobre el plato que se van degustando... tres etapas de una vida (juventud, madurez y vejez) que se van consumiendo... y una vasta memoria en blanco con alguna filigrana de color que la atraviesa... Así es: no hay retorno.
Un abrazo
No hay retorno, no.
Y si ese camino lo recorre alguien cercano, la senda nos duele y nos quema.
Todo un mundo de esfuerzos para llevarse a la boca un pequeño dulce. Como volver a aquella infancia, la más tierna, cuando coger algo suponía todo un aprendizaje laborioso.
Veámoslo con la dulzura de los merengues, en el instante mágico en que por fin lo consigue.
Conmovedor, querida Tanci, un abrazo largo y afectuoso.
Uf, Tanci, me ha emocionado tu entrada. ¡Qué bien lo has descrito y qué pena! nopoder distinguir si es un plato o un vaso...
Todo mi respeto para las personas mayores. Esas manos tan llenas de experiencias y que ahora tiemblen...
Amiga, te dejo un fuerte abrazo con mucho cariño.
Conchi
Cautivador relato, Tanci. Tu escrito ha llenado mi vaso donde danzan los sentimientos.
Un abrazo,
Luis.
Excelente relato; en su fondo y en su forma. Con lenguaje certero, conduce al lector a través de la historia, al compás del ritmo narrativo justo para despertar emociones, sin estridencias. Con el tempo que marca la vida, dolorosamente, aunque... también hay belleza en lo triste y definitivo: el amor con el que lo cuentas. Un abrazo.
María Jesús, no hay vuelta de hoja. Un abrazo.
Demián, que descripción tan sintetizada y que bella expresión la de "alguna filigrana en color que atraviesa lo blanco". Tan certeras tus palabras como la propia vida que la desencadena. Te agradezco un montón esa autenticidad y veracidad con que lo has expresado.Me emociona. Recibe un abrazo,Demián.
Conchi, muchas gracias por venir y dejar tu sensibilidad y tus palabras en mi espacio. También me emocionas porque tu cariño siempre está del lado de los que lo necesitan. Te envío mi cariño y un fuerte beso.
Mi querida amiga Virgi, con esa ternura con que lo has visto me quedo. Son tus palabras un primor de sensibilidad y cercanía. El calor con que las recibo me llena. Muchas gracias. Un abrazo enorme.Espero verte pronto.
De sentimientos hablamos Luis. De sentimientos, de vida y de etapas. Siempre un placer tus palabras llenas de cariño. Un fuerte abrazo, caminante de lugares recónditos.
Querida Isabel, tus palabras me conmueven porque si bien eres hacedora de sensibilidades y sentimientos, también en tu expresión y en tu entendimiento hay una gran empatía. Gracias por tu comentario, tan bello. Y si es cierto, también en la tristeza podemos encontrar una cierta belleza. Gracias por venir y por tu cariño.
Lo cuentas tan bien, con tanta ternura, que me he quedado descorazonada al final. No hay retorno, no, y es injusto que caminemos en la vida de la nada a la pujanza de la madurez y, de ésta, al declive inmisericorde de la ancianidad. Así sucede y no podemos hacer nada, qué pena.
Muy emocionante, Tanci, bien hilado, con unas descripciones llenas de detalles y virtuosismo. Además, transmite mucho, cala en los sentimientos.
Un beso.
Tanci, creo que es extremadamente difícil narrar una secuencia que apenas dura uno o dos minutos de acción. Lo has hecho maravillosamente, y con el hambre que tengo a esta hora ...has desatado todos mis jugos gástricos. En definitiva : has hecho sentir al lector.
Felicidades por ello.
Un beso.
Hola, tanci.
Una entrada muy entrañable, todos quisiéramos llegar a esa madurez, pero nos da miedo, miedo a que nos pase como ha la SEÑORA, ese miedo a no reconocer si el plato esta vació o lleno, a tantas cosas.... en fin mejor no pensarlo.
Un abrazo.
Rosa.
Isabel, al final saca uno esa conclusión. Caminar por la vida para llegar ¿a dónde? Tu comentario también me llega. Pero es cierto que fue escrito con mucha ternura y emoción. Y me alegro que así se transmita. Siempre gracias por tus palabras. Siempre llenas. Un fuerte abrazo, Isabel.
Laura, viniendo de ti la verdad es que es un honor. Y si ha transmitido ese sentimiento y esa ternura, pues me llena enormemente. Gracias por venir y por dejar tu opinión. Siempre me alegra. Besos.
Rosa, ronda nuestras cabezas, pero en realidad puede rondarnos cualquie otra cosa. Lo importante es seguir luchando y hacia adelante.Siempre te agradezco tus visitas. pasaré por tu espacio. Últimamente no tengo mucho tiempo,pero te envío un gran abrazo.
Llega un momento en que todo se confunde y no sabemos si bebemos, respiramos o comemos...
Si por lo menos queda esa mirada, como la tuya cuando describes la escena... no todo se ha perdido.
Besos Tanci :)
Precioso, Tanci.
Me has emocionado y no sabes cuánto.
Tengo ese declive, sin marcha atrás, muy cercano en mi madre y duele ver cuando ya no sabemos si vamos o venimos, si amanece o estamos a oscuras...
Sólo esperar el final, gracias a un montón de pastillas que nos dan cantidad de vida.
La calidad se quedó atrás hace ya mucho.
Un cálido abrazo.
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