sábado, 28 de febrero de 2009

En la noche de carnaval


En la noche de carnaval
a mi sol quise hallar.

Por las calles, por las plazas, entre la gente
busqué, busqué y busqué pero no lo encontré.

Dancé, canté, bailé,
salté, jugué y hasta grité;
casi, casi… volé…

En la noche de carnaval
a mi sol quise hallar.

Su nombre pensé,
también recordé,
su imagen rememoré.

Por las calles, por las plazas, entre la gente
miré, miré y miré pero no lo encontré.

Sólo un día y casi por encanto,
yo con mi calva lisa y mi pintura de payaso.
Tú en tu grupo; charlando y parloteando,
risas, fiestas y sin recato.
Mi mirada a la tuya atrajo
y sin darte cuenta
se entrecruzaron.

¿Cómo nos hubiéramos encontrado?
si tus pasos y los míos
están, cada vez
más separados.

En la noche de carnaval
mis pasos con los tuyos
en la misma línea
y sin quererlo
tropezaron.

Esa noche el azar
invitó a la magia
a festejar
tan oportuna casualidad.




07 Soul Bossa Nova.wma -

The Girl From Ipanema - Bossa Nova

Page copy protected against web site content infringement by Copyscape

sábado, 21 de febrero de 2009

Se me rompe la esperanza


                                                             Foto Tanci



Se me rompe la esperanza
de un sueño desvanecido
un brote de caricia tibia
sentir tu amanecer florido.







Un dulce sueño percibo
de nostalgia, apego y cariño,
curarlo quise anoche
llegó maltrecho y malherido.







El sueño se enterneció
y quedó persuadido,
la nostalgia le susurró
un arrorró al oído,
él sólo quería un mimo;
en voz bajita pidió
quedarse a dormir conmigo.







Mil zozobras dibujadas
en fantasías de ensueño
da igual que sea mito,
poema, novela o cuento.







Una secuencia te encargo
de relatos procesados,
en hojarasca grabados
dulces y delicados,
horas, semanas, meses…
firmemente custodiados.







En juramento y pacto
una promesa espero,
un sendero de avance y progreso
...o de atasco;
no lo quiero como obstáculo.






Si me ves adormecida,
¡despiértame de este letargo!





Se me rompe la esperanza…

de aferrarme a un concepto,
de cambiar un pensamiento,
de iniciar un movimiento.


















Celtic Harp/Flute

Page copy protected against web site content infringement by Copyscape

domingo, 15 de febrero de 2009

A los que corresponda.



A veces me planteo qué es lo que hace que un amigo atraiga a otro, que se encuentren, y que inicien juntos ese dulce camino que es la amistad. En este diario andar necesitamos, muchas veces, ser comprendidos y buscamos a nuestros amigos para ser entendidos por ellos, a la vez que nos expresamos abiertamente en la certeza de que vamos a ser correspondidos. Al tiempo, lo que vamos buscando en nuestros amigos es que nos tolere y nos acepte tal como somos, porque es una manera de intentar acercarnos algo más a nosotros mismos, reafirmándonos en nuestras ideas y pensamientos. A veces, ni tan siquiera hace falta ningún tipo de profundización con el amigo. Sabemos que nuestros amigos están ahí y con eso nos basta.
Cuando siento miedo, viene mi amigo a darme fortaleza, incluso no es necesario que lo llame. Él es el que aparece para hacerme ver mis valores y mis virtudes. Él acude como por arte de magia, pero también está ahí para tirarme de las orejas cuando me excedo en algo, actúo livianamente o incluso soy injusta o dura conmigo misma, hasta sin proponérmelo. También he visto a mis amigos conmigo cuando en algún momento, y son bastantes, me invade una cierta inseguridad de la que, creo, muy pocos escapan. Ellos están ahí también para estimularme con un gesto veraz y contundente y se aproximan portando una maleta llena de convincentes palabras cargadas de ternura y efectividad. Pienso en todos mis amigos y me siento afortunada. Y los veo ofreciéndome un amor incondicional, sin pedir nunca nada a cambio. Me complacen enteramente siendo como son sinceros, leales y hasta diáfanos. Y no sólo de palabra sino también con sus hechos. Hechos de calidad y calidez que han aportado un mayor progreso en mi vida, a la vez que un mayor valor, incrementando mi desarrollo personal. Pienso en ellos y creo que siempre han estado a mi lado precisamente en el momento que más los he necesitado. Por ello, siento que mis amigos son una necesidad. Necesito de mis amigos pero no para que ellos me tengan que dar la razón en todo momento, pues entonces no puedo hablar de crecimiento. Tampoco para que inflen constantemente mi ego con diversos elogios, aumentando de esta manera mi escondida vanidad. No me gustaría que la arrogancia quedara implantada en mi ser. Ni tan siquiera espero que ellos se sientan en débito constante conmigo por el mero hecho de ser amigos. Eso sería un mercantilismo de la amistad y por consiguiente creo que llegaría a dañarla.Y no quisiera que se me rompiera formando añicos imposible de recuperar.



Lo que me da seguridad de mis amigos, ya que me conocen bien, es que no me dañarían, por eso son mis amigos. Y que no serán capaces de emplear el arma que les he entregado con toda mi confianza, con amor y honestidad, para arrojarla sobre mi y de paso socavar mi espíritu y mi alma. No lo harán; son nobles y leales. Lejos de esto, mis amigos me dan vida, hacen que me entusiasme, me hacen reir y me gusta cuando son copartícipes de bellos y creativos entretenimientos apenas inventados para una mayor alegría común, para un mayor goce y placer. Y es que nos sentimos a gusto, así sin más. Sólo estando, perteneciendo y participando. Y en ese gusto me siento tranquila, serena y también renovada. Simplemente me siento emocionada a su lado y en esta relación de amistad existe una simpatía común y, a veces, hasta una cierta admiración por lo que son, por cuánto son y por todo lo que comparten. Cuando comparto con ellos momentos que pueden ser desde breves hasta más largos en el tiempo, me dejan una especie de sentimiento de equilibrio, de paz y armonía, que me llena de regocijo, entusiasmo y gratitud.

Siempre he pensado que mis amistades se han ido construyendo poco a poco, con mutuo conocimiento y aprovechando todos los momentos de encuentro cada vez que hemos podido. Y aunque pasara un tiempo, y yo no pudiera ver a alguno de mis amigos, sé positivamente que en el siguiente encuentro, ellos se darán benévolamente igual que lo han hecho las veces anteriores, porque mis amigos depositan su amor en mi, y yo, para no ser menos, les correspondo en la medida que estoy llena y rebosante de él. Simple y llanamente, el sentimiento que me dejan es el de placidez y sosiego. ¡Esos son mis amigos! Amigos de reciprocidad ya que hemos decidido estar juntos porque estamos a gusto juntos, y por ende disfrutamos de todo lo que nos rodea juntos. Si alguna vez yo no estuviera a gusto con mis amigos… entonces sería mejor que la amistad se dejara, e irremediablemente nos alejaríamos sabiendo que no fue verdadera amistad. Porque ¡ay de nosotros! si apareciera la desconfianza o el recelo. En esa medida, este noble sentimiento que es la amistad, no podría apoyarse, ni crecer, ni continuar.
Cuando alguna amistad ha calado mi corazón, me he dado cuenta porque sencillamente he sentido un cierto interés y atracción por esa persona, a la vez que me ha sido de agrado y, por si fuera poco, también florece una cierta afinidad con ella. Cuando eso me ha pasado tengo la sensación de haber experimentado una gran vibración en los momentos en que he podido estar a su lado, aportándome una energía especial que da paso a reiniciar mi motor particular. Y así he sentido como si la otra persona me ayudara, o como si en esos momentos decidiera estar a mi lado y así seguir caminando juntos por el mismo camino y, tal vez, en la ruta verdadera. Al menos por esos breves momentos.
Pienso que, teniendo incluso amigos que no poseen una idea igual a la mía, también valoro esa amistad porque es una manera de hacernos más grandes y de ayudarnos mutuamente. Y no necesariamente tenemos que coincidir en las mismas ideas, simplemente nos acercamos porque tenemos una manera peculiar de ver alguna realidad, sentimiento, acción o experiencia esencial, de una forma un tanto similar. Soy de la opinión que la polémica bien encauzada nos hace crecer y el conocimiento mutuo es mayor.



Sin embargo, no deseo que mis amigos quieran dominarme porque lo que deseo verdaderamente es que puedan ofrecerme libertad. Y que en esa libertad, que no necesita ser consensuada, haya ese amor recíproco que nos da nuestra amistad incondicional. Por todo ello, siempre que he podido he elegido a mis amigos porque los valoro en su esencia particular, porque además los estimo, los quiero y los respeto. Les soy leal y en esa lealtad me fundo para aseverar su amistad y la mía.
Y aunque tenga muchas personas a mi alrededor, no todas son consideradas amigas, porque lo que espero siempre de mis amigos es que sean un tipo especial de personas en la medida que son distintas para mi también, teniendo un comportamiento generoso y bondadoso conmigo. Sin que haya ganas de influir o dirigir. Mis amigos me dan sin pedir nada a cambio. Eso me hace sentir satisfecha y también contenta porque supone una identificación mutua y un cariño que se va demostrando en una construcción común.
Y pienso que, el que me hayan elegido a mi por arriba de los demás es lo que hace que sean mis cualidades específicas y particulares las elegidas entre muchas otras. Ya sean cualidades, morales, éticas, intelectuales, afectivas, artísticas, prácticas, sensibles o sensitivas. Y eso me identifica a la vez que me singulariza, no me adocena y no me estandariza.



( Las ilustraciones son originales de Joan Walsh Anglund


y publicadas por la Ed. Bruguera, S.A. en 1974 )


























Cuban Dance - Klazz Brothers
>
Page copy protected against web site content infringement by Copyscape

miércoles, 4 de febrero de 2009

A la sombra

¿Qué es lo que hace que una planta crezca a la sombra de otra?
A la sombra de un cactus salió la espinaca.
A la sombra de una planta crasa nació la cerraja.
Y a la sombra de una penca creció una labaza …¡y qué se yo que quieren estas intrusas!.

Si un cactus, con sus espinas y sus pinchos, puede dar cobijo a una espinaca, a una cerraja y a una labaza. ¿Cómo el ser humano no puede dar calor, cobijo y protección a sus congéneres cuando existe tal necesidad?
Me pregunto si era necesario para esas plantas crecer al lado de las otras… o si, por el contrario, fue mera coincidencia que empezaran, conjuntamente, su vida allí…

Y también me pregunto quién mandó a la espinaca, a la cerraja y a la labaza a elegir precisamente la compañía de las plantas más pinchosas de todas ¿O se eligieron mutuamente? También me pregunto como se entenderán dado que, las seis y en grupos de dos, han elegido vivir juntas Las he visto nacer, crecer y empezar su andadura. Las observo y las he dejado desarrollarse a su libre albedrío. No las he tocado, aunque estoy pendiente de su alimento y de sus necesidades.



Podría ser que se comporten como el ser humano, tal vez van buscando calor una al lado de la otra y así van amparándose mutuamente, aunque las unas a la sombra de las otras…o no ¿quién sabe por qué se han agrupado? Cada una dando de sí lo que tienen que dar, respetándose, no sé si ayudándose, pero al menos las veo tan contentas a todas. Me cuesta creerlo. Pero es así. Las leyes naturales y universales no hay forma de cambiarlas. ¿Podría estar la espinaca desarraigada por haber crecido en tierra desconocida, antes primero utilizada, por esa planta de hoja perenne que es la penca? ¿O le habrá pedido permiso, la cerraja al cactus, para pernoctar y protegerse del frío invierno que le está amenazando? Tal vez, se siente cómoda la labaza en tierra que no le pertenecía, pero que utiliza de igual manera. Puedo pensar que es meramente un intercambio, de lo más natural y generoso, y hasta de mutuo acuerdo: “puedes estar a mi lado que yo no te hago daño”, a la vez que es una necesidad para la recién llegada. Pero en este caso no veo, por ningún lado, la obligación del cactus, ni de la penca, ni de la planta crasa, en proteger a las inquilinas que no sé si, también, arribistas. Y sin embargo, conviven mansamente, dejan que la naturaleza dirija espontáneamente sus destinos, sin dominar , sin problemas y sin preocupación. No hay tretas, ni planificación, ni siquiera intencionalidad. Es un simple hacer, dejar hacer y dejarse hacer. Con la simplicidad que supondría, en el caso de los humanos, actuar así en nuestras vidas.
No las perderé de vista. A la primera de turno que algún pinchoso se le ocurra “pinchar como un cactus”, siendo ”poco cariñoso y seco” con sus congéneres; aunque haya tenido que serlo en apariencia, ya que le ha correspondido por su propia ley natural y universal. Ese día, aviso; ese día, apencaré con las consecuencias de haber permitido que la espinaca, la cerraja y la labaza hayan crecido en un lugar no apropiado para ellas. Mientras tanto, seré yo, quien tenga que aceptar la decisión de cada una para iniciar vidas paralelas aunque no las vea, de momento, identificadas. Pero que apechuguen, porque de nada les valdrá crecer a la sombra de nadie.



Sobre El Rocío - José Larralde

Page copy protected against web site content infringement by Copyscape