martes, 13 de octubre de 2009

Con nada uno es gente



Doña Juanita de Martínez casó con un eminente arquitecto. Impecable caballero de esmerada educación, gran profesional más arriba de la copa de un pino, excelente marido y, como consecuencia de ello, pertinaz padre. El Sr. Martínez atendió a todas sus responsabilidades de la misma manera en que sus antepasados, estudiados todos ellos, atendieron a sus ilustres e insignes responsabilidades. Doña Juanita de Martínez tuvo tres hijos varones. El mayor, licenciado en Sistemas de Comunicación, decidió trabajar en una afamada compañía en Londres; después de haber pasado por pequeñas, y nada despreciables, empresas del rango. Aunque lejos de su casa, tuvo suerte; idiomas, nuevas experiencias, contactos sociales fuera del terruño, a la vez que una gran oportunidad para desarrollar su profesión conjuntamente con su currículum. El del medio optó por una carrera de letras. Enamorado de las Humanidades, del Arte y de todo cuánto tiene que ver con el devenir histórico. El pequeño optó por algo más en boga en la actualidad, dado que nuestro planeta Tierra gime constantemente de ayuda y de amparo: Ciencias del Mar fue su elección. Siendo que los tres hermanos han sido excelentes estudiantes, han tenido, además, la oportunidad de independizarse adecuadamente a una edad bien temprana. Queda el último, el licenciado en Ciencias del Mar. Éste, al no tener aún un trabajo remunerado fijo, ha optado por permanecer en la casa de sus mentores. Y hace bien, dado que, en semejante casa habiendo sido diseñada pulidamente por su padre, no le ha faltado de nada. Habitaciones independientes con sistemas de domótica en cada una de ellas. Conexiones de Internet y Wifi por cada rincón de la susodicha casa, sistemas para recogida de basuras inteligentes...etc., hace este habitáculo lo más cómodo, confortable y moderno que podamos imaginar. Y hace bien el pequeño de la casa en seguir disfrutando de tanta comodidad diseñada por su padre. Y además hace bien, o no, no lo sabemos aún, en convivir y pernoctar con su madre en una convivencia esmerada, y en dónde hay de todo y nada falta.


Y es que, Doña Juanita de Martínez habiendo quedado viuda, ha necesitado de los servicios de cuántos honrados y diligentes trabajadores pasan por cada casa, por cada piso, por cada mansión al fin y al cabo. Pintores, carpinteros,albañiles,fontaneros,restauradores, tapiceros... etc. Un elenco de profesionales callados, reservados y austeros. En uno de estos servicios, y cuando D. Isidro e hijos pintaban la cocina de tan tremenda casa, Doña Juanita de Martínez hacía café en una cafetera de seis tazas. El aroma inundó la estancia, la cafetera registraba la máxima alegría de la cocina y el suculento brebaje se dejaba apreciar. Siendo que Doña Juanita sirvió el café de su hijo y el de ella misma, y siendo que quedaba en la cafetera cuatro sendas tazas de más de café; no tuvo la feliz y no insólita idea de hacer un convite a los trabajadores que estaban acicalándole su vivienda. Más pronto que tarde se apresuró Doña Juanita a tirar por el fregadero el resto de café que quedaba en la cafetera. Y así un día tras otro hasta que los trabajos fueron terminados en esa casa. Más bien no, faltaba un último encargo que no había sido presupuestado. Llevar unos muebles desde la vivienda-mansión hasta un piso que estaba en otra cuadra de la ciudad, aunque no muy lejana de allí.


Les pidió la Sra. de Martínez hacerle ese trabajo, a lo que los trabajadores, acostumbrados a mover de sitio muebles, enseres o cualquier material para hacer efectiva su profesión de pintores, no se negaron. Cuando terminaron la pequeña mudanza, le pasaron la factura a Doña Juanita y ésta se sorprendió que les cobrara por ese trabajo que no había sido presupuestado y que pareciera que se merecía. Pero accedió a su pagaré.


Ya en el exterior de la casa y no lejos de mis oídos escuché la siguiente conversación:


"Si sólo nos hubiera ofrecido una sola taza de café, ni le hubiéramos cobrado el traslado de los muebles" "Lo hubiéramos hecho por lo que cuesta un café".


A lo que D. Isidro, padre de la pequeña empresa familiar, manifestó a gusto:"CON NADA UNO ES GENTE".


D. Isidro e hijos ponen valor a su trabajo y lo hacen bien, especialmente bien. Tan bien como el propio arquitecto que una vez diseñó su propia casa para que su Sra. esposa la habitara y la compartiera y, para que sus hijos tuvieran también una buena crianza en ella.


...Pero ¡cuánto vale un buchito de café cuando uno es gente! Y qué poco vale el café cuando uno lo tira por el fregadero no sabiéndolo compartir.


Parece que la virtud de la generosidad y del compartir no se ha instaurado en determinadas personas de nuestra sociedad que, "con mucho, demuestran ser poco o no ser nada".





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10 comentarios:

alicia barajas dijo...

Hay unas inercias que hacen que esta gente, acostumbrada a los privilegios, se siga aferrando a ellos en el mundo actual en que vivimos. ¿Cómo van a compartir su mundo con cualquiera? Hasta ahora, abusaban de los trabajadores aprovechándose de que para ellos era un placer trabajar para gente de tan ilustre alcurnia... pero, el mundo ha cambiado ¡gracias a Dios! y ellos no quieren enterarse. Gente como D Isidro colaborarán en borrarlos del mapa. Te mando un beso

tanci dijo...

Bien dices mi querida Alicia. De lo que se trata, tal vez, es de que cada día el mundo sea más justo y más igualitario. Sin que medie por ello ningún tipo de privilegio ni distinción. Todo trabajo, al ser honrado y bien hecho, ha de darse por válido e importante. Lo otro, yo creo, que se recoge desde la cuna. Y el compartir, la solidaridad y la generosidad parece ser que no está en los genes. Más bien parece que se aprende por imitación y por educación.Te mando un abrazo

mónica dijo...

¡Magnífico este post!
Tanci, yo tampoco entiendo por qué es menos un albañil que un arquitecto o un juez...
Me gustaría poder afirmar sin dudar que actitudes como la de esta señora son cada vez menos frecuentes hoy en día, aunque, la verdad, no sé si esto es así. por ejemplo, una conocida mía que comenzó a estudiar el año pasado en una selecta universidad privada de Madrid me contaba cómo actitudes como la de la señora Martínez son comunes entre muchos de sus compañeros. Te hablo de chicos y chicas de 20 años calificando a sus compañeros de clase en base a sus apellidos o a la fortuna o cargo de de sus padres, y decidiendo a partir de ésto con quienes deben o no relacionerse. Increíble pero real, y sumamente triste, pues que no hablamos de ancianos retrógrados ligados a otra época, sino a jóvenes de hoy... En fín, ojalá llegue el día en que todos seamos simplemente "gente"...
Un abrazo.

tanci dijo...

Mónica, de acuerdo contigo en todo lo que manifiestas. Esperaríamos que a mayor avance de nuestra sociedad mayor cercanía entre las personas...pero lamentablemente se siguen repitiendo modelos. Y si los modelos fueran para bien al mnenos...
Espero que en nuestras escuelas se sigan impartiendo enseñanzas de igualdad y de solidaridad para el bien de nuestra sociedad. Lo otro va cayendo en un desface que, de si no se ataja nos quedaríamos con una "carcasa" muy difícil de llenar. Y es que hay algo más en el ser humano que le da nombre al mismo. Y no es precisamente su apellido, ni sus carreras, ni su dinero.

Conchi dijo...

Hola, Tanci.
Antes de nada quiero darte las gracias por tu visita, tus cariñosas palabras y tu bonita frase de Contigo..., que por supuesto me ha gustado mucho.
En cuanto a tu entrada comentarte que me pareció estupenda... "con nada es uno gente", que no es con nada, es con poquito como puede ser una taza de café. Como habéis comentado las desigualdades siguen existiendo. Los jóvenes, incluso los pequeños, siguen repitiendo modelos. Una pena, pero así es. Mientras tanto nosotras seguiremos soñando con la igualdad real.
Espero que sigamos en contacto. Me gustaría que compartiéramos también nuestras experiencias escolares.
Un abrazo
Conchi

tanci dijo...

Querida Conchi:
Gracias por acercarte hasta mi casa. Ha sido una bonita alegría la que recibo.Me gustó compartir contigo y seguiré haciéndolo en la medida de mis posibilidades.Gracias también por tu opinión a mi post. Y estamos de acuerdo en cuestiones de igualdad. Otra cosa es que se consigan en su totalidad. Tal vez un poco utópico, pero hay que segui intentándolo.
Recibe un abrazo

EL BLOG DEL COLEGIO GUAYONGE dijo...

Querida Tanci! muy bonita esta entrada, me ha gustado muchísimo, y desgraciadamente, aunque la situación ha cambiado en los últimos años, aún quedan muchos/as con esos "delirios de grandeza"...¡qué le vamos a hacer!, espero y deseo que estas cosas vayan pasando a la historia, pero aún nos queda mucho que aprender...
Por otro lado, quería que supieras que he dejado en el Blog Escolar un sello para tí...con la intención de difundir el trabajo que están realizando en Haiti unas compañeras/os de una ONG en una "escuelita". Mi información aparece resumida, pero hay enlaces a los sitios que ofrecen mucha documentación. Besitos y hasta pronto!!!

Conchi dijo...

Hola, Tanci. ¿Viste qué bonito quedó el poema? Nunca pude imaginar que saliese tan largo y con tanta participación. Y todo frases positivas. En fin, yo misma me sorprendo...
Me gustaría preguntarte si eres maestra de primaria o de secundaria y algunas cosas más... ¿Utilizamos el email? jaja. qué modernas!
Un abrazo
Conchi

tanci dijo...

Querida Mary:
Gracias por tu visita y por tu comentario cargado de afecto y sabiduría. Me alegra que cuentes conmigo en labores que nos atañen y que me mantienen unida. Iré a recoger ese sello y trataré, en la medida de misposibiliades,de lanzaro al aire para bien de todos.
Recibe el abrazo que te mereces.

tanci dijo...

Querida Conchi:
Me alegra un montón tu visita. Verdaderamente el poema quedá estupendo.Hay que ver lo que vibran las palabras. Y hay que ver como se dan la mano naturalmente sin forzarlas. Sólo tú fuiste la coordinadora y , en un principio, la guía. De verdad te felicito. Podemos contactar por e-mail.El mío está en el blog ¿cierto?.
Un abrazo "contigo"