sábado, 14 de noviembre de 2020

Expansión

                                            Foto Tanci

El drago que plantó mi padre crecía  hacia el cielo extendiendo sus robustos brazos y entrelazando sus gruesos dedos, respirando también hacia las entrañas de la tierra. Sus raíces rojas empezaron a asomarse, tímidamente, a  través de las paredes de piedra y barro, a través de la jardinera que fue hecha con firmes muros de bloques, cemento y arena expresamente para él,  protegiendo sus raíces y parte de su tronco. Diríase que se sentía incómodo, ya que empezó a empujar decididamente, a pasos agigantados,  y aquellas raicillas retorcidas como si fueran sogas enmarañadas, y aparentemente enclenques en un principio, se convertirían poco a poco en un entramado de  abultadas venas, asomándose fuertes y fibrosas entre los resquicios que servían de respiradero en su base. Cada vez se volvían más gruesas, resquebrajando y tirando muros, tejas  y parte del techo abovedado que forma la vieja construcción artesanal del horno para la elaboración de tejas. También se atrevió a rajar su mismo lecho que otrora se le realizó desde su base para su mayor confort y habitabilidad. Hoy, habiéndose  hecho un adulto fuerte y dejando atrás su adolescencia canija, y yo diría que pretendiendo aparentar un poderío arrogante y poseído, sigue empujando enhiesto y firme, hacia el firmamento como queriendo exhalar la mayor parte de oxígeno de su alrededor  para sí mismo, acaparando y monopolizando con sus intrincadas raíces, su propio entorno... Ni el centenario horno de hacer tejas de barro que lo acompaña, ni el antiguo lagar que está a su lado, pueden con su fuerza y presión. No han podido doblegarlo, ni tan siquiera tranquilizarlo…su pretensión es infinita.

Él, en medio de las dos construcciones, se ha empeñado en codiciar más terreno que el que en su momento le asignaron. Habrá que pararle las patas sin que se sienta dañado en lo más profundo de su interior rojizo. Tal vez habría que canalizar su empeño por ambicionar terrenos anexos y mostrarle otro camino interior de mayor profundidad, arraigo y conformidad, mostrándole un lugar libre e idóneo donde pueda seguir empurrando sus raíces a la vez que siga su andadura y evolución con humildad. Tarea ardua y difícil, pues nos ha indicado mediante varios avisos que seguirá creciendo y expansionándose con el paso de los años a su ritmo y según su propia naturaleza... El tiempo lo dirá.