miércoles, 23 de noviembre de 2016

De higos a brevas





                                                                                                                                               Foto Julieta








No hace falta que llegue el invierno para saborear unos buenos frutos secos.

Los higos pasados son esa clase de exquisitez que, de paladearlos, notamos que estamos ante un manjar simple pero muy gustoso. Pero si de manjar estamos hablando, he de reconocer que los de la  isla de El Hierro son superiores en sabor con mucha diferencia, según mi parecer.

No hace mucho tiempo llegó a mis manos un paquetito a través de correos proveniente de esta isla. Cuando quité el envoltorio exterior me apareció una pequeña cajita donde estaban apretaditos y muy bien colocados una cierta variedad de higos pasados. Fue una de las mejores sorpresas recibidas últimamente. Sin pesticidas, ni fungicidas, sin aditivos, sin herbicidas, lo que hoy se da en llamar ecológicos. Me pareció el regalo perfecto y adecuado en ese momento  para mis sentidos y para mi ánimo.

Pero en la isla del Meridiano diferencian las brevas, del árbol llamado brevera,  de las otras brevas de la higuera del tipo llamado “nogales”, y que serían los primeros higos que echaría el árbol. De estos higos hay en todas partes de la isla. Son unos higos canelitos por dentro y por fuera. Todos los demás frutos  son los higos.

D. Luis y Doña Asunción Cano Ayala, hermanos  que viven en Valverde y que tienen uno terrenitos en el Pinar y en Echedo y que todavía se dedican a apañarlos, le contaron a mi amiga y ésta a su vez me lo comunicó a mí, que entre los higos había que distinguir los llamados “cotios” y que es en Sabinosa, Betenama y también por el Mocanal donde abundan. Siendo estos unos higos de color más rosaditos por dentro y se dan sobre todo en zonas de costa.

Los higos “negros” abundan en la zona llamada Capellanía y que está cerca de Valverde, así como en zonas de costa como es La Caleta muy cercana al Aeropuerto. Son muchas personas las que tienen higueras de este tipo. Llamados así por ser su piel mucho más negra que la de los demás.

En cuanto a los “nogales” existen de este tipo  en todas partes, pero  por donde más abundan es en el Pinar donde se mezclan con los del tipo “cotios” y del tipo “blanco” también.

Por la zona de Echedo abundan los del tipo “cotios”.

Sin embargo, ¿cómo se logran unos buenos higos pasados al estilo herreño? En primer lugar se han de recoger de la higuera sus frutos cuando estos estén ya medio pasaditos y bien maduros. Viene siendo por el mes de septiembre. No es bueno que el higo esté “regañado” para ponerlo a pasar. Ha de estar enterito y en su punto. Acto seguido se tienden al sol y sobre jable, zahorra o picón. Hay que tener en cuenta que el picón, a veces, se le incrusta al higo y se le quedan pegadas esas pequeñas piedrecitas. Por ello se coloca una base de pinocho sobre el picón y a su vez éstos sobre el pinocho. Pasados los tres días de estar sobre esta base  se les va tocando amorosamente por el pezón para darles la vuelta. Se recogen en un cesto y una vez ahí dentro se les riega con agua hirviendo, para matarle el posible bicho que hubiera osado a permanecer en su interior, sólo apenas unos segundos. Después se vuelven a poner extendidos desde por la mañana al sol. Una vez calientes según se van recogiendo se van colocando en cajas o pequeños arcones a los que se les recubre el fondo  y los laterales de hojas de la propia higuera puestas por el envés, y se van apretando unos contra otros aplanando cada camada de higos hasta completar estos recipientes llenos de dulzor y energía.

Hay que tener en cuenta que a las higueras no les hace falta el riego ni el abono. Y es en octubre o en noviembre cuando se les despunta para que con este proceso no se le ocurra echar muchas hojas ni tampoco muchas puntas y de este modo pueda poner toda la fuerza del árbol sobre el higo.

Las manos amorosas de quien los apañó, los pusieron a secar sobre el suelo e intentar protegerlos a su vez de la picadura de alguna mosca glotona y no invitada, al final, los colocaron en una pequeña cajita envuelta finamente en papel de seda blanco para mi disfrute. Esas han sido las mismas manos que me los enviaron. Sabiendo de mi gusto personal por lo natural, lo auténtico y por cualquier producto que nos regala la naturaleza. Ella, mi amiga la del Hierro, supo con su sexto sentido,  su atinada elección y su sensibilidad llenarme el alma y llegarme al corazón. Todavía tengo el dulzor entre mis labios.


                                                                                              Foto Tanci





6 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Toda una lección sobre cómo han de secarse los higos para estar en su punto.
Muy interesante, Tanci.
Ah, y que te aprovechen.
Muchos besos

Teresa dijo...

Muy buen reportaje. Los higos son riquísimos, este año he preparado unos pocos y están ¡ Madre mía que ricos ! Besitos.

virgi dijo...

Me estoy enterando ahora del proceso. Así salen esos higos, que son una delicia, mimados y bien acariciados.
Tampoco sabía nada de esos nombres tan curiosos.
Me ha encantado esta entrada, Tanci, didáctica, interesante y muy dulce!!!
Se ve que te quieren, cosa normal, sí, sí.

tanci dijo...

Mi querida Isabel, si la verdad es que me salió muy didáctico.Pero no quise escatimar su proceso.Y si supieras cuánto me gustan principalmente en el invierno! Gracias amiga pir comentar.Un fuerte abrazo.

tanci dijo...

Hola Teresa, seguro que te quedaron de maravilla.Esa es tierra de higos.Disfrútalos.Muchas gracias por venir.Un abrazo.

tanci dijo...

Virgi, pues yo también he aprendido las veces que he ido a Él Hierro.Siempre con herencias ancestrales y tradicionales.Y es cierto unnpoco didáctica...Pero me pareció también interesante lo que me contó mi amiga.Ahora es buen momento para llevárselos a la boca.Mi abrazo para ti, amiga.