Pidió a su madre que le confeccionara un calzón de peto
con tirantes, de esos que había visto en
las películas del oeste con un bolsillo frontal en el pecho y dos en los
laterales. Y su madre se los hizo,
aunque para sus adentros se dió cuenta de que su progenitora no estaba totalmente convencida de la idea,
ya que no era la moda al uso entre las niñas. Tal vez su madre temía que sus
amigas podrían llegar a discriminarla...
Su padre le regaló una pistola de juguete y de latón, de las llamadas de “mistos” que estallaban
nada más pulsar levemente un diminuto gatillo. Y de mayor le regaló también un
taladro eléctrico para que hiciera realidad sus habilidades con las manos.
Jugó con su hermano a indios, comanches y vaqueros sin
ninguna desigualdad. Se intercambiaban los roles ya que una vez tocaba ser de
los buenos y otra vez de los malos. Quedaban los papeles equilibrados y bien
distribuidos.
Hacía “gongos” excavados en la tierra de la calle dónde jugaba, y ganaba
los boliches por su puntería y no porque se le concediera por ser niña o mujer.
Fabricó cometas que volaban muy alto. Confeccionó espadas de cañas y carritos de latas de sardinas con ruedas de
lonas.
Subió escaleras. Trepó a los árboles más altos, jugó a la
pelota, montó en la yegua de la casa de labranza familiar. Tiró de la azada,
sembró flores, podó rosales, horneó un pastel, cosió un botón, se le quemó un
guiso, pintó la casa de colores... y
desde hace muchos años embadurna lienzos intentando alcanzar el color de las
nubes. También desde hace muchos años se supo emancipada.
Aún sigue poniéndose, como un antiguo ritual, el calzón de
peto, aquel calzón que pensaba que al usarlo le daría la misma libertad que
observaba en el otro género.
Pero ahora, al paso de los años, sabe que no es cuestión de
pantalones de peto con tirantes, ni de calzones, ni de vestimentas especiales y
atractivas… sabe que es cuestión de
seguir educando sin tregua ni descanso con el fin de transformar ciertos
comportamientos del subconsciente colectivo. Y a ello ha dedicado su vida. Y lo
seguirá haciendo mientras la igualdad sea una utopía.
Pintura de Marianne North (Drago de La Orotava)
8 comentarios:
Esa niña sabía lo que quería desde chica. Así se hace, querida Tanci, pisando fuerte, aunque no supiéramos en esa época ni lo podía significar "fuerte" o "pisar".
Por eso y por muchas más razones me encantas, no podía ser de otra forma.
Besos, abrazos y aplausos.
Me ha encantado. Un beso.
Pues Virgi, igual su pulsión la tuvo bastante clara en cuanto a saber sus derechos y sus deberes.No sabíamos nada, absolutamente nada...pero queríamos construir un mundo mejor, más digno, más equitativo y sobre todo más igualitario.No nos conformábamos con lo que se nos daba como hecho. Qué lento me ha parecido conseguir apenas ciertas cosas... y todavía nuestras jóvenes permiten relaciones poco sanas y dependientes creyendo que así son amadas y queridas... en fin, seguimos en la lucha. Mil besos amiga, insistir en la educación podrá generar algún día un buen entendimiento y equilibrio entre géneros.
Muchísimas gracias Teresa. Por tu visita, por tus palabras y por tu cariño. También un abrazo para ti.
Efectivamente, demasiadas veces como sociedad nos centramos demasiado en aspectos externos de lo que se considera femenino. La libertad individual (dentro al respeto a las normas de convivencia), ese me parece el gran objetivo por cumplir.
Hola Miércoles, con la libertad individual se conseguiría que cada uno en particular tuviera la realización que le corresponde y que, por propia voluntad, elija. Pero me temo que en esta sociedad tan llena de prejuicios, falta de valores y poco respeto a normas que nos hagan vivir en una mejor convivencia, se luche precisamente por erradicar tan grave situación de desigualdades y carencias...y ya sin hablar de los otros países en los que no existen posibilidad de expresión mínima, ni de realización... en fin un objetivo amplio al que no hay que dejar de seguir luchándolo. Gracias por tus palabras, siempre tan coherentes. Un abrazo.
A veces parece que las identidades colectivas son un impedimento a la simple libertad individual; ese es un gran mal. Sigue tus inclinaciones y pelea por poder expresarlas y que los otros también puedan hacerlo. La igualdad será menos utopía si todos somos má libres...
Un saludo.
Hola Explorado. Alegría de saber de ti. Cuánto me ha gustado tu opinión. Justamente expresada con lo necesario. Justas palabras para un tema de justica y de actualidad candente. Nada menos que la libertad... Vamos en por de ella y por ende intentaremos alcanzar esa utopía que, dicho sea de paso, está cada vez más cercano. La olfateo.
Gracias por tu visita. Siempre agradecida de tus palabras.Un saludo también para ti.
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