miércoles, 1 de enero de 2014

Portal de Belén surrealista




                                                                                                                                                                              Foto Tanci
 


Sin nacimiento, ni magos, ni pastorcillos, ni ángeles, organizaron el portal de Belén.
Al amparo de una cueva que había sido excavada en una toba blanca colocaron  las figuras del nacimiento que fueron improvisadas con algunos corchos de tapas de botellas pintándoles los rasgos de la cara y el cuerpo. Unos simples palillos de dientes hacían de extremidades. Se utilizó papel de seda de signar patrones de costura para fijar el cielo. Se le pegaron estrellitas recortadas y un cometa de papel platina, sacado de alguna chocolatina que había sido meticulosamente  doblado y guardado en una gaveta. Las montañas rocosas de lava se formaron al instante con papel canelo de embalar después de haber sido arrugado a consciencia. Encima  le fueron añadiendo  unos cascotes de picón, piedra pómez y arena volcánica que fácilmente encontraron en los campos cercanos a la casa, formando peñascos, cuevas, barrancos y algunas laderas.
Con zahorra muy menuda allanaron los caminos  y veredas colocándoles en los laterales, algunos trozos de musgo y helechos recogidos en los alrededores de una charca cercana.
Pequeñas lascas de obsidiana, estratégicamente colocadas en ciertos recodos del Belén, brillaban por  la noche de  igual manera que tintineaban los hachones de tea encendidos en la realidad.
La mayor alegría infantil llegó al final cuando pusieron las únicas figuritas de plástico que poseían: leones, elefantes, tigres, jirafas y dromedarios que habían sido coleccionadas una a una, tras la compra rutinaria de los paquetes de polvos de lavar del Nuevo Surf.
 
 
                                                                                      Foto Tanci
  

 
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7 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Esa es la verdadera navidad.

**kadannek** dijo...

Interesante. Aunque no se entienda el verdadero simbolismo, esta clase de actividades permite a las personas o seres, reconectarse consigo mismos.

Saludos.

virgi dijo...

Tal cual ese belén lo sigo haciendo yo mismamente. Lo único es que mis figurillas aún son las de mi infancia, ovejas, lecheras, músicos, patitos y cochinitos desgastados. Y me encanta, si no lo hago, me falta algo.
Un besote, querida Tanci...¿no será ese paisaje en Teno Alto, cerca del Tagoror?

tanci dijo...

Así es María Jesús. Pero la auténtica es la del día a día, la que celebramos por dentro en común unión con los demás. Abrazos.

tanci dijo...

Así es María Jesús. Pero la auténtica es la del día a día, la que celebramos por dentro en común unión con los demás. Abrazos.

tanci dijo...

kadanneck, tal vez estás en lo cierto. En la medida en que el ser humano reestructura su alma, reflexiona un poquito a penas y para hasta lograr un poco de empatía con los otros, en esa medida, valen tal vez los ritos, las repeticiones y los recuerdos. Siempre gracias por tu visita. Un abrazo.

tanci dijo...

Hola Virgi, efectivamente el paisaje corresponde a Teno Alto. Para mi un lugar mágico, puro y auténtico. Donde lo ancestral hace gala de una cierta permanencia en el tiempo recordándonos que lo verdadero permanece. Un lugar que no me canso de visitar. Y lo mismo, mi belén, el de la infancia, permanece intacto. Besos muchos, muchos.