miércoles, 31 de julio de 2013

Hubiese preferido que no lo hubiera hecho

         ttp://clavametusojos.blogspot.com.es/2011/09/manuela-perdona-pero-no-olvida.html
                                                                                          Diseño: Rosa María Iglesias  






Por el patio empedrado de la vieja casa de campo, caminaba inquieta y clueca la gallina con sus pollitos. Lograba meter bajo su ala a los diez vástagos cada vez que decidía taparlos. Allí, quietos y agasajados, permanecían hasta que la clueca se levantaba a picotear algún grano o pequeñas piedrecitas que, hábilmente y con suma constancia, seleccionaba con su pico.

La abuela decidió atar una tira larga de tela raída a una pata de la gallina, anudándola también a la pata de una pesada banqueta de madera de tea para que el animal no se alejara del patio.

El nieto pequeño, venido de la capital, apenas empezando a hablar y a corretear por los alrededores, pasaba unos días con ella. A un descuido de la abuela, se hizo con uno de los polluelos y apretándolo contra sí mismo, lo dejó exhausto y sin vida. ¡Abuela no funciona! Gritó el pequeño inconsciente una vez lo hubo dejado en el suelo desmadejado.

Su abuela, con tristeza y a la vez entendiendo la corta experiencia del nieto, relata la amarga historia a su vecina, insistiendo entristecida que hubiera preferido no haberlo visto, pero el caso es que el daño ya estaba hecho.





 



Protected by Copyscape Online Plagiarism Finder

8 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Así son a veces las cosas: al menos, no fue por crueldad, sino por ignorancia.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me ha dado lástima del polluelo, Tanci.
El niño actúo como lo que es: un niño, pero qué pena de pollo.
Un beso.

Miércoles dijo...

Tengo una historia diferente.

Hace un mes o así, en la guardería de la ciudad de mi hija consiguieron una incubadora y varios huevos. Cuando los pollitos nacieron, los llevaron por las distintas clases. Doce bebés también en la edad de empezar a hablar fueron felices mirando, acariciando y mimando a unos pollitos que no fueron heridos de ningún modo. La mía fue de las "valientes" que con un dedo acarició a uno mientras sus patitas le cosquilleaban la palma de la otra mano.

virgi dijo...

Me has recordado un pobre pajarillo que cayó de un nido al jardín y lo pisé sin darme cuenta...no veas cuánto lloré, además de que no se me ha borrado de la cabeza.
Un abrazo, Tanci, tesoro.

tanci dijo...

María Jesús, yo creo que la experiencia le valdría para su aprendizaje...al menos.Besos

tanci dijo...

Isabel, a veces las cosas de la vida son un poco crueles, pero seguro que aprendió, aunque el pollito no cumpliera su ciclo. En fin, cosas que pasan. Un fuerte abrazo.

tanci dijo...

Miércoles, esa historia es preciosa. Me gusta más que la mía. Y además acercando a los infantes al mundo natural, sin miedo y poco a poco. Me encanta saber que Jueves ya ha experimentado con pequeños pollitos. Me hizo sonreir tu historia comparada con la mía. Un beso.

tanci dijo...

Uf, Virgi, esa sensación si que es dura. Creo que no es lo mismo cuando el niño es pequeño e inconsciente que cuando uno tiene toda la consciencia arriba. La vida misma, con su crueldades y con sus desatinos. Besos muchos para ti.