Foto Tanci
El blanco roto, el amarillo claro junto con el rosa insinuado resplandecían poco a poco sobre el horizonte, dejando una pátina brillante y de color plata, como rastro, al elevarse sobre la mar.
El blanco roto, el amarillo claro junto con el rosa insinuado resplandecían poco a poco sobre el horizonte, dejando una pátina brillante y de color plata, como rastro, al elevarse sobre la mar.
La luna de marzo le transportó a la vieja casa solitaria de la infancia y los recuerdos le llegaron agolpados cuando la vio emerger. Fue allí, en la vieja casa de la abuela, en dónde experimentó sus primeras habilidades manuales con algunas de las cañas de los cañaverales próximos al lugar. Recordó las tres varas bien recortadas y perfiladas que logró cortar y alisar con un pequeño cuchillo de mesa. El hilo marrón de embalar, los trapos, hechos jirones y sacados de alguna vieja tela caída en desuso que le había propiciado la abuela. Y desde luego, los papeles de seda; blanco, amarillo y rojo.
Fue su tía quien le involucró en el gozo, el deleite y la ilusión de experimentar una construcción bien hecha, bien medida, firme y, al final, bella y estética. Más tarde llegaría el vuelo. El maravilloso experimento del vuelo.
El vuelo de la cometa era elegido y deseado siempre por marzo y abril, cuando el viento del nordeste llegaba a ráfagas suaves a la zona de las medianías de aquellos pagos. Aunque, a veces, venía cargado con algo de humedad favoreciendo poco a la experiencia, dado lo fino y delicado del papel.
Las cañas montadas en cruz y formando un perfecto exágono, dieron cuerpo a un entramado simple, de coqueto traje amarillo, rojo y blanco, bien recortado y pegado a cada uno de los bordes. El hilo bien tensado. La cola no podía ser ni muy corta ni muy pesada, ni tampoco muy larga, pero siempre bien anudada. Si fallara cualquiera de estos requisitos no podría elevarse ni tan siquiera dos palmos por encima de su cabeza. Caería de inmediato en picado.
¡Cuidado! -Vigila que el nudo del hilo quede bien hecho y bien apretado a cada uno de los extremos del exágono-
- Y ten en cuenta que el cabestro ha de quedar como una perfecta pirámide- Su tía se entretenía, con la debida paciencia, en mostrarle sus habilidades y experiencia en el real vuelo de la cometa. Su tía era una auténtica pedagoga en el arte y disfrute de los juegos infantiles. Le transmitía seguridad en los juegos al tiempo que creaba una alegre complicidad en el disfrute.
- Ya está preparada y nivelada- le decía.-Cuida de llevar en la mano izquierda la cometa y en la derecha el ovillo de hilo bien enrollado -¡Y cuidado con la cola, no vaya a enredarse en las pencas que están por la zona!- Pensando en que su corta experiencia no daba para recaer en tan importantes detalles.
-Si cuando esté elevada vieras que la cometa da cabriolas, es que la cola ha quedado corta y entonces habrá que bajarla de nuevo y añadirle más trapos anudados- Le decía con la seguridad de quien porta toda la experiencia.- Y si no sube, es por falta de viento o porque te has pasado en su cola- Volvía a decir en un tono de voz contundente.
Y le enseñaba a ir quitándole algún trocito de cola hasta equilibrarla en su justa medida y peso.
-¡Corre, corre en una pequeña carrera a lo largo del montículo!- Le gritaba, dándole instrucciones, un poco más abajo desde el otro montículo en dónde su tía se hallaba.
- Vas dejándola soltar y cuando veas que se va elevando, vas dándole más hilo, poco a poco hasta que la veas allá arriba balanceándose contenta contra el cielo sereno-
Y cuando así sucedía, cuando permanecía algo estática, como si la mirara directamente a su cara desde su altura, se quedaba boquiabierta y absorta viendo que aquel artilugio, preparado pocas horas antes y salido de la habilidad de sus diminutas manos, funcionaba a las mil maravillas. Podía volar y mantenerse en el aire por todo el tiempo que quisiera y dar bandazos de un lado para otro pidiendo hilo, más hilo.
-¿Lo ves? - Cuando va de un lado para otro, desesperada, es que te pide más hilo y tú debes dárselo, sin brusquedad. Cuánto más hilo le des, más lejos se irá- Le decía, una vez más, en tono cariñoso y cautivo a la vez
En uno de esos momentos y, tal vez, cuando más emocionada estaba mirando hacia las alturas; de repente, una ráfaga de viento fuerte y no esperado, tensó el hilo de tal manera que le arrancó de cuajo el cordel de sus pequeñas manos, por el único extremo al que lo tenía sujeto. Tan desprevenida le cogió que la cometa salió volando veloz, sin posibilidad alguna de su rescate, achicándose en el cielo rápidamente. Se fue haciendo diminuta perdiendo su forma y sus colores allá arriba en lo alto del espacio. No pudo atajarla y, aunque salió corriendo tras ella, se perdió para siempre entre algunas nubes de algodones que parecían raptarla tras un mar de cielo azul intenso. Rompió a llorar desconsoladamente, con la congoja en su garganta y la tristeza de quien sabe que no volvería a verla jamás.
Pero esta noche, la luna de marzo vino más brillante, más llena, más redonda y grande. Esta noche, ella, más lustrosa que nunca le trajo el recuerdo de su cometa, con sus colores recortados contra el cielo, emergiendo, siendo dueña y señora de ese momento nocturno de intensa luz. La luna le devolvió su cometa porque fue a vivir allí, a dónde su tía tantas veces le habia dicho que iría a parar y que estaría mirándola fija y que, algún día, cuando menos lo esperara, volvería de nuevo a sus manos.
Su tía supo acallar el llanto entrecortado, aplacando su tristeza y desconsuelo, sin saber que marzo le devolvería, a través de ese halo resplandeciente, aquella cometa que se elevó por los aires perdiéndose hasta alcanzar el fulgor de la luna. No se equivocó en su designio.
Su tía supo acallar el llanto entrecortado, aplacando su tristeza y desconsuelo, sin saber que marzo le devolvería, a través de ese halo resplandeciente, aquella cometa que se elevó por los aires perdiéndose hasta alcanzar el fulgor de la luna. No se equivocó en su designio.
17 comentarios:
Un precioso relato, Tanci. Bellamente elaborado. Me ha gustado mucho. Escribes muy bien.
Un abrazo,
Luis.
¡Qué bonito, Tanci y cuántos recuerdos!
Los preparativos eran muchos, todos rústicos y cotidianos, si acaso algo de papel de seda que quedara de engalanar el barrio cuando las fiestas. Luego, el momento mágico de echarla a volar, con poca suerte por mi parte, siempre me pareció muy difícil.
Me has hecho recordar muchas cosas, te abrazo fuerte y, pronto, en directo.
Hola Luis, me alegra que te haya gustado mi relato. A mi me encanta pasear por las cumbres que siempre nos traes. Con tus fotos maravillosas y todo el encanto de tu poesía. Gracias por venir. Un abrazo.
Es verdad Virgi, bien dices. Con pocas cosas para poder elaborar una simple cometa. ¡Ni pegamento había a veces! Pero que maravilla verla danzar en lo alto con su vuelo maravilloso. Me alegra que te haya podido sugerir algún que otro recuerdo. Pronto, también, te daré un fuerte abrazo. Gracias por darte un salto.
Un magnífico regalo el que nos haces con tu relato y el que te trajo esa maravillosa luna de marzo. ¡Qué suerte tener una tía que supiera encontrar tiempo para compartir en los juegos de los niños!! Te mando un abrazo
Tanci, qué cuento más bonito! Has sabido trasladarnos a la niñez, a los juegos y a saborear el placer de volar una cometa, ¡con lo difícil que es!
Qué bonita la unión de la tía con la sobrina, de preparar el juguete juntas, de jugar juntas.
También me ha gustado mucho el final. Un final de cuento fantástico.
Te felicito, amiga. Es un placer leerte.
Un abrazo grande y feliz fin de semana.
Conchi
Hola Tanci:
Realmente es un relato precioso, lleno de ternura, cariño y paciencia, de una buena pedagoga hacia una niña, con ganas de descubrir todo lo que les rodea, en este caso jugar con una cometa, que la pequeña disfrutaba con los sabios consejos de su tía.
Lo he leído dos veces y me parecía estar viviendo.
Un abrazo.
Rosa.
Hola Alicia. Bueno este es un relato que tenía por ahí desde hace tiempo y, aunque un poco largo, tenía ganas de compartirlo.Es tan simple como el mismo vuelo de la cometa. Me alegra que te haya gustado. Hemos de alzar el vuelo como el de la cometa. Un fuerte abrazo, amiga.
Conchi, el placer es mío porque siempre llegas cargadas de palabras amorosas. Y eso le llega a una al alma. ¿O es el ego?. El caso es que, si te gustó mi cuento, yo me siento contenta. El final tal vez no lo esprerabas ¿o si?. Volar una cometa no es nada difícil, Y sobre todo muy emocionante. ¿Conoces la gigantescas cometas chinas?. Son tan grandes que hasta pueden cargar con alguna persona... y ya no digamos sus decoraciones. Te mando un fuerte abrazo Conchi. Me encanta verte por aquí.
Uy Rosa, a mi me emociona que te haya llegado mi relato. Y más que te lo hayas leído dos veces. Esos juguetes caseros ya ni se hacen, ni se ven. Y es una pena porque dan mucho de si en los niños.¡Y en los adultos! Pero todo va cambiando. Siempre me gusta tu vista. Te envio un montón de gracias y un fuerte abrazo.
Muy bonitas líneas. tanci.
El paciente trabajo manual, la creatividad de colores y forma, la precisión en el manejo y ¡por fin! la gozada del vuelo, la mirada desde lo alto y... la escapada hacia la libertad.
Un placer leerte
un saludo
Precioso. Me encantan las historias acerca de los recuerdos de niñez y el descubrimiento del mundo. Muy hermoso, realmente imaginé a esa cometa llegando a la luna :)
Un saludo :)
Demián me alegra que hayas tenido una lectura gratificante. El proceso de la realización es lo que nos lleva a disfrutar, en última instancia, de ese vuelo en libertad. Un paso tras otro para enocntrar, al menos, esa bella escapada. Te agradezco tu visita y tus palabras. Un saludo.
Explorador, y llegó. Vaya que si llegó. Y volvió a modo de recuerdo y de añoranzas elevándose hasta el infinito. Gracias por venir. Pasaré por tu espacio. Un abrazo.
Querida Tanci! qué bonitos recuerdos...revivirlos me ha hecho sentir bien!!...recuerdo cómo guardaba papeles de colores y cañas...luego ese momento maravilloso de crearla...siempre dirigidos por alguien "que sabía más" . En aquellos momentos no tenía pegamento y recuerdo usar papas guisadas...eran momentos agradables que también guardo con cariño.Gracias por compartir este relato tan delicado...me ha gustado muchísimo!!. Un abrazo
Mi querida Mary, en otras ocasiones hemos tenido recuerdos similares. El vuelo de la cometa se me antoja, siempre que veo alguna en el aire, libre, auténtica, danzarina y un poco alerta. Cómo si nos observara desde su altura. ¿Cómo no recordar las papas-pegamento?. Fue una salvación en muchos trabajos manuales infantiles.
Estos ratitos como los de esta tarde, son tan reconstituyentes como esa papa al papel.Un abrazote caluroso para ti.
Querida Mary, no sé que pasó con la contestación a mi comentario. Puede ser que blogger se lo tragó en el tiempo en que estaba mal. Pero que te contesté, seguro. Bueno, las cometas son esos artilugios que llegan a chicos y grandes. Y en ese placer de verlas danzar está, precisamente, lo efímero pero a la vez lo gratificante. Tenemos recuerdos similares y vivencias paralelas. Y cuanto me alegra que te haya llevado hasta allí con mi pequeño relato.Un abrazo Mary y que sigamos con los encuentros que también nos gratifican.
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