Se lo pensó dos veces, y tres y hasta cuatro y cinco… Todavía tenía la carta entre sus manos, algo temblorosas, como queriendo no dar crédito de lo expresado en aquel papel DINA 4 con membrete desde la Universidad de Glasgow en colaboración con la National Gallery de Edimburgo. Le llegó primero que la segunda y que recibió posteriormente desde Madrid. La leyó y releyó no sabiendo de dónde provenía esta iniciativa, a menos que hubiera sido conocido su nombre entre algunas esferas ; lo que no era el caso. La solicitud, por otra parte, amabilísima y cortés, de participar junto con otros tantos colegas, la había dejado más que impresionada.
Había participado una vez en Arco y su cuadro, más que exhibido, había sido arrinconado en el trastero de los bultos que no desean ser expuestos. Ni tan siquiera había sido enviado allí, a dónde debían de haberlo mandado. No se le dio importancia, y así permaneció confiscado en el ostracismo, hasta que fue retirado por la autora, pasado un tiempo. De la misma manera que había sido entregado envuelto con su papel marrón de embalar, y con previo plástico de bolitas para la protección de las esquinas y del propio marco, así mismo le había sido devuelto.
Participó también en alguna que otra Semana Cultural que había organizado algún colegio de prestigio de la zona. O en una colectiva de conocidos pintores en un perdido y pequeño pueblo en dónde, el ambiente pictórico envolvía al colectivo que allí se asentó como elección de un marco más sereno, tranquilo y creativo para el desarrollo de sus capacidades artísticas.
Pero esta vez era la comisaria, a través del propio Museo, quien se dirigía a ella, personalmente, para solicitarle su obra. ¿Cómo demonios supo de esta pintura? ¿Quién le dio noticia que existía una obra de características similares a las que se iban a exponer, pero realizada un siglo más tarde y que da paso al actual siglo XXl? Además, si ya habían recabado el número de obras suficientes, en total 130, para llevar a cabo la gran exposición de los Jardines Impresionistas, ¿a qué ese detalle de sentirse interesados por este pequeño y humilde cuadro? Nadie más tenía conocimiento del mismo, excepto los amigos que procedían del mismo entorno que frecuentaba la pintora ¿De dónde sacaron los datos para llegar hasta él? Interrogantes y más interrogantes que no acertaba a responder, por más que lo intentaba de forma machacona; ni tan siquiera llegaba a entender.
Pero allí estaba la petición expresa y personal a la autora. Allí estaba la carta con membrete del Museo, haciendo la petición de colaboración en la gran exposición de otoño del 2010 en la villa y corte de la capital del reino; Madrid.
Claro que se lo seguía pensando. Hasta se le hacía pesado tener que viajar hasta allí para responder por su obra. Un hormigueo continuo y excitado se apoderaba de ella cada vez que pensaba en la exposición. Diría que su cara pálida, diminuta, de ojos chispeantes y sonrisa esbozada casi permanentemente, era atravesada por cálidas y perplejas incógnitas cuya principal lectura era la de una estimulante ilusión; a la vez que, se daba por satisfecha haber conseguido que aquel pensamiento perenne y oculto, se hubiera hecho realidad
A la par, seguía preguntándose de dónde sacó la comisaria la información sobre su pequeña obra para acercarse a su mundo.
Si no era porque había descubierto a través de Internet un pequeño escrito que titulaba “La casa”, http://yotanci.blogspot.com/2008/07/la-casa.html acercándose, más que nada, a los recuerdos y semblanzas que una casa, rodeada de huertos de cultivo, árboles frutales y algunas plantas y flores ornamentales y que, en total comunión con toda esa naturaleza, propiciaba a la autora. Había reflejado el espíritu intimista y lúdico de la misma, a partir de los recuerdos de infancia. Los plasmó por escrito para posteriormente hacerlo a través de su paleta. Como si sus capacidades sensoriales, emotivas y afectivas hubieran estado reflejadas en ese cuadro de pincelas simples y elementales, pero de vivos colores y lleno de luz. Ha sido esa naturaleza tan llena de recuerdos y misterios aún no desvelados, la que la había llevado a desarrollar parte de si misma, de su sensibilidad, transformando, de alguna manera, su espíritu en un halo de belleza y de creatividad apasionadamente buscada a cada paso que daba. Tal vez, por eso, le impresionaban tanto los impresionistas. Tal vez por eso le había quedado impresa la impresión. Tal vez por eso, porque había combinado la palabra escrita y la pintura de su recuerdo, en un recuerdo impresionista actual, su obra fue solicitada para ser expuesta en las paredes del Museo, entre tantos y tantos pintores; dando paso a un aura de impresión interna y personal, destacada por el color y la luz, dando a la pincelada una caricia de mimo, ternura y destello interior http://yotanci.blogspot.com/2008/06/como-humo.html.Tal vez es el propio espíritu personal el que trasladó al lienzo envolviéndolo entre sueños y anhelos. Tal y como los impresionistas capturaban el momento con toda su impresión, con todo su esplendor, con toda su subjetividad, con todo su sentimiento...

