Y vendrá la primavera. Y otra vez: hojas y sombra nos dará la higuera. El devenir, tantas veces cíclico, de la existencia. Cada pequeña parada, cada minúscula expresión, han de ser poseidas. Saludos dominicales.
Es un árbol que me emociona. Antiguo, con tantas historias trenzadas en su corteza. Y sufrido. Lo mismo aguanta la lluvia que el calor, una huerta bien cuidada que un erial abandonado. Mucho que aprender de la naturaleza, querida Tanci. Y tú siempre sutil y sensible, pendiente de lo que te rodea. Besos, tesoro.
En domingo Demián, te han salido unos versos preciosos a propósito de mi post. Es más, lo completa y le añade lo cíclico y lo inevitable... que bonitos te han quedado "cada pequeña parada, cada pequeña expresión han de ser poseídas... Tal vez la vida misma encerrada en tus palabras. Saludos al borde del lunes matutino.
Virgi, cierto es que la naturaleza nos depara incontables enseñanzas. Y yo a su lado y siempre, muy cerca de ella es cómo mejor me siento. Me llena, me conforta, aprendo y desde luego, no me defrauda. Habría que seguir su curso. Aunque a veces se comporta arisca y rabiosa, da a entender que hay que manejarla con cuidado... ¡Y qué ciertas son tus palabras con respecto a la higuera!. Me pareció estar ante un ser sufrido, ¡así lo capté yo! Gracias por venir, Siempre tan puntual y asertiva. Un montón de besos para ti.
Sin hojas, desguarnecida, pero en pie, dando todo un ejemplo de supervivencia. Como indica Virgi, siempre nos traes un poquito de naturaleza, lo que es de agradecer. Besos siempre, querida Tanci.
Querida Isabel, disculpa que te conteste un poco tarde. Si te gusta la naturaleza, aunque sea en estos cachitos que voy sacando, ya me doy por contenta.Creo que no podría estar sin ella.Aunque apenas sea un mero contacto.Y es cierto, la higuera nos da un buen ejemplo de permanencia con ella misma y con lo que le rodea. A pesar de lo cambiante de su panorama. Te mando un buen abrazo Isabel.
Son árboles especiales. A pesar de su fragilidad aparente, son muy duros y siempre vuelven a acompañar. Y los higos son muy ricos, también. Parecen vencidas siempre, pero siempre vuelven, como dice Demián.
Al lado de casa de mis abuelos había una higuera enorme, me he acordado de ella :)
Explorador, ¡qué gratos recuerdos de infancia!. Me alegra que hayan pasado por tu escenario y que, de alguna manera hayas vuelto a esa higuera. Son muy "aguantones" estos árboles. Y tan antiguos como la vida misma, escondiendo en sus venas mil y una vicisitudes. Me alegra tu visita. Un saludo desde estas páginas.
8 comentarios:
Y vendrá la primavera. Y otra vez: hojas y sombra nos dará la higuera.
El devenir, tantas veces cíclico, de la existencia. Cada pequeña parada, cada minúscula expresión, han de ser poseidas.
Saludos dominicales.
Es un árbol que me emociona. Antiguo, con tantas historias trenzadas en su corteza. Y sufrido. Lo mismo aguanta la lluvia que el calor, una huerta bien cuidada que un erial abandonado.
Mucho que aprender de la naturaleza, querida Tanci. Y tú siempre sutil y sensible, pendiente de lo que te rodea.
Besos, tesoro.
En domingo Demián, te han salido unos versos preciosos a propósito de mi post. Es más, lo completa y le añade lo cíclico y lo inevitable... que bonitos te han quedado "cada pequeña parada, cada pequeña expresión han de ser poseídas... Tal vez la vida misma encerrada en tus palabras. Saludos al borde del lunes matutino.
Virgi, cierto es que la naturaleza nos depara incontables enseñanzas. Y yo a su lado y siempre, muy cerca de ella es cómo mejor me siento. Me llena, me conforta, aprendo y desde luego, no me defrauda. Habría que seguir su curso. Aunque a veces se comporta arisca y rabiosa, da a entender que hay que manejarla con cuidado... ¡Y qué ciertas son tus palabras con respecto a la higuera!. Me pareció estar ante un ser sufrido, ¡así lo capté yo! Gracias por venir, Siempre tan puntual y asertiva. Un montón de besos para ti.
Sin hojas, desguarnecida, pero en pie, dando todo un ejemplo de supervivencia.
Como indica Virgi, siempre nos traes un poquito de naturaleza, lo que es de agradecer.
Besos siempre, querida Tanci.
Querida Isabel, disculpa que te conteste un poco tarde. Si te gusta la naturaleza, aunque sea en estos cachitos que voy sacando, ya me doy por contenta.Creo que no podría estar sin ella.Aunque apenas sea un mero contacto.Y es cierto, la higuera nos da un buen ejemplo de permanencia con ella misma y con lo que le rodea. A pesar de lo cambiante de su panorama. Te mando un buen abrazo Isabel.
Son árboles especiales. A pesar de su fragilidad aparente, son muy duros y siempre vuelven a acompañar. Y los higos son muy ricos, también. Parecen vencidas siempre, pero siempre vuelven, como dice Demián.
Al lado de casa de mis abuelos había una higuera enorme, me he acordado de ella :)
Saludos
Explorador, ¡qué gratos recuerdos de infancia!. Me alegra que hayan pasado por tu escenario y que, de alguna manera hayas vuelto a esa higuera. Son muy "aguantones" estos árboles. Y tan antiguos como la vida misma, escondiendo en sus venas mil y una vicisitudes. Me alegra tu visita. Un saludo desde estas páginas.
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