Desde el inicio se le antojó complejo y casi inabordable. Pero sin detenerse y, a la vez, estudiándolo, le dejó entrar despacio pero sin pausa; no fuera que se le escapara la luminosidad que desprendía espontáneamente. Le llegó de inmediato hasta su rostro. Sintió que esa ráfaga de luz y color le dejaba atolondrado por unos instantes. Y así fue. Su luz le entraba a bocanadas y, poco a poco, se le iba colando en su interior a través de su puerta medio entornada. Presentía su figura en forma de áureos interrogantes excepcionales y le dejaba perplejo. No exento de dibujos y formas que, sin quererlo admitir y a modo intuitivo, le iban calando en lo más profundo. Durante muchos encuentros, le dejaba pasar de soslayo no queriendo entretenerse en pensamientos figurados y algo complicados, difíciles de abarcar. Siluetas desdibujadas que formaban, en su mundo, un puzzle ilimitado, presto a encajar a medida que se le iban intercalando, livianamente, las piezas en sus manos. Así de ilimitado era su mundo íntimo tan lleno de vericuetos, de formas, de luces y sombras…Conexiones, al fin y al cabo, que había que deshilvanar para adivinar el jeroglífico que se le había planteado ante sus ojos. Parecía que nunca hubiera podido encontrar el profundo hueco de sus pensamientos, de sus razones, de sus cuestiones, siempre prestas a plantear pero casi nunca resueltas al momento. ¿Y qué puede resolver el momento? Los momentos le eran válidos en la medida en que los iba atesorando y conservando como si de archivos clasificados se trataran, para echar mano de ellos, precisamente, en esos instantes de dudas e incertidumbres. Todo un elenco de secuencias trasladadas a pensamientos, prestos todos ellos a desbordarse. Al paso, atiborrándose de flashes momentáneos de vida y color.
La vida era eso, resolución de interrogantes anquilosados y que, de manera paulatina, irían desplegándose para dar paso a la iluminación de enigmas a través de unas figuras a las que había decidido poner nombre colocándolas en situación; desembarazándose así de su imaginación y, de paso, de su propia creación. Ese era su compromiso y su riesgo a la vez. Atreverse a dibujarlas sobre el lienzo, situándolas, para su tranquilidad personal, en orden y simetría, en color y forma, en energía y amor. ¿Amor? ¿O más bien serían reflejos purpúreos de los pasos del amor? ¿Llegarían a plasmarse con diafanidad todos esos reflejos, rayos penetrantes de luz y energía, dando de lleno en el interior de su corazón para hacer real su pensamiento más íntimo? ¿Y cómo catalogar semejante fuerza? Pensaba en esa secuencia registrada con número, fecha y orden. Y su nombre resonaba obsesivamente en sus oídos, más prestos a desembarazarse de lo terminado al fin, que a retener y evocar lo construido. Como si, a manotazos, quisiera desprenderse de lo que, de una manera zumbona e insistente, continuaba llenando cada uno de los intrincados rincones de su existencia.
Sin percatarse apenas, se le había colado su propia alma hasta la médula espinal ¿y no es precisamente en esa médula por dónde corren variaciones del sistema nervioso y que viniendo del cerebro le llevan hasta los confines de su espíritu?... tan poco atendido, tan poco escuchado.
Lo construido no era otra cosa que, proyectos de diseño y colorido, sutiles enlaces de aventura y apertura a la ensoñación. Lo nuevo construido, y lo no construido formando parte de su propio deseo, de su propio engranaje apenas comunicado a través de finas pinceladas…apenas conocidas.
No se lo pensó dos veces, colocó el lienzo, marcó la silueta a trazos gruesos remarcados, como queriendo embeber el papel granulado de un único y firme trazo, enérgico y preciso. Como cuando dos seres se estrechan fuertemente sin decir palabra, estremeciéndose en una comunicación vigorosa, plena y esencial. Sin faltar la ternura para ese preciso momento.
Borró con un trapo, lo signado con anterioridad sobre esa misma tela. No quiso saber nada más de lo trazado, pretendiendo suprimir aquellas formas que, en tiempos pretéritos, conformaran el contorno a un paisaje dibujado en el pasado. Pero una fina veladura quedó reflejada en el fondo de su cuadro, como no queriendo desaparecer al completo, siendo un trazo afinado y certero que hubiera esbozado con vivacidad y coraje. Ahora, su lienzo estaba presto a ser de nuevo usado, a pesar de que las rayas estampadas no habían querido desaparecer de su panorama. Y su panorama era un bosquejo de dibujo ideado y prefigurado de lo que en su mundo interior había estado preparando mucho tiempo atrás. Ese mundo onírico en el que su vida se había envuelto, no le estaba resultando fácil plasmarlo. Estaba aún estancado. Dejaría correr el tiempo. Marcado por su propio ritmo, por su propio enlace, por su propia fusión de acontecimientos y vida. Nunca supo ser gestor de su paisaje, más bien impulsó una creatividad nada dada a ser realizada más que en breves diseños de acciones momentáneas. Cargada de fantasía y de ensoñaciones, esa era la espontaneidad de su creación. Hora instintiva, hora ingenua. Hora simple. Nada fácil de colocar en su tela.
Foto Tanci
9 comentarios:
Ya se que has publicado un nuevo post y lo leí ayer... no te he dejado un comentario porque esta vez me ha resultado muy denso y necesito leerlo una vez más con calma para poder responder... espero que sepas disculparme y que compruebes que no te tengo olvidada. Un beso y hasta luego
Tanci, esta vez me ha resultado muy profundo el texto. Tanto, que no me atrevo a comentarlo por miedo a equivocar mi interpretación del mismo. En cualquier caso, oigo en él la expresión de sentimientos profundos que salen a borbotones de un alma sensible y siento hasta un cierto pudor a entrometerme en esa secuencia de pensamientos. Te mando un fuerte abrazo luminoso
Alicia, gracias por tu visita. Uno escribe porque le sale de dentro. Y unas veces salen cosas imaginadas y livianas ;-) y otras más densas, como tú bien dices. Esta vez ha sido así. La creatividad me lleva por distintos aspectos que va saliendo a trompicones.
Te mando el abrazo de siempre.
Las fotos son espléndidas, Tanci.
Y en ellas veo rastros, trazos de la luz que cada uno guarda para sacarlo cuando mejor lo cree. O cuando salen así, sin pensarlo ni decidirlo.
Besitos
Tienes toda la razón Virgi;" Trazos de luz para sacar cuando mejor venga... cuando sea el momento...
Gracias por tu visita y por compartir.
Te envío un abrzo de luz.
Querida Tanci, yo tampoco me atrevo a comentar tu post. No porque no me diga nada… Por el contrario, ¡me parece que podría decir tantas cosas a la vez! Lo he leído varias veces y cada vez me ha sugerido cosas distintas, así que… ¡Probablemente lo que yo haya podido interpretar no tenga nada que ver con lo que tú tenías en la cabeza al escribirlo! Pero una vez me dijiste que la magia de la escritura era precisamente eso, el hecho de que un mismo texto pudiese dar pié a ideas diferentes en distintos lectores… Bueno, aunque la torpe ésta no se sienta capacitada para comentar lo escrito, sí quería dejarte por aquí un cariñoso abrazo. Oye, ¡y las fotos preciosas!!!
Oye, ¡qué bien escribes!!
Un saludo.
Hola Mónica. Gracias por venir, gracias por tu comentario y gracias por leerlo hasta el final. La verdad es que me salió algo extenso, pero así es... Bueno, es cierto cada uno que le de la interpretación que quiera. Siempre puede uno sacar jugo de la creación que sale de cada autor. Y si, es verdad, te deja pensando y puede uno saltar de un pensamiento a otro e intentar discernir entre una frase y la otra y ... Ese es el juego de las palabras. También de la expresión. También del momento del autor. Las fotos, las fotos fueron sólo un breve momento de luz pasajera que o las tomaba o se me iban de las manos. Y ahí están.
Un besazo de los grandes.
Para el blogdelosmudos gracias por acercarte a mi casa. Te devolví tu visita y me pareció un bonito trabajo el que inicias.
Un saludo
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