Abrió la gaveta que, durante tanto tiempo, había permanecido
cerrada. O, a lo sumo, había sido abierta para depositar dentro de ella algún
alfiler, algún imperdible o algún pequeño tornillo que había sido encontrado en
cualquier esquina de la casa cuando recogía, barría y fregaba los viernes.
Se entretuvo, por esta vez, más tiempo que el acostumbrado
abriendo aquel cajón de madera noble y que formaba parte de la cómoda
centenaria. Revolvió apenas dentro de él y encontró dobladas a la mitad tres
cuartillas con una receta escrita a máquina en cada una de ellas. Las tomó
entre sus manos y pensó: ¿escritas con una Olivetti o una Hispano Suiza tal
vez? Pero le era imposible determinar con qué máquina habían sido
hechas.
Las tres recetas estaban metidas dentro de un libro; Historia
de Gloria. Amor, Humor y Desamor. ¡Mi madre!, pensó. Esas recetas eran de su
madre con el membrete en la parte inicial de la cuartilla de Hogar Club
Canarias. De repente, le vino a su memoria aquel programa radiofónico al que su
madre era asidua, casi adicta. Cada jueves era radiado de 11h a 12 h de la mañana. Y
cada jueves se aportaban distintas recetas de cocina que las oyentes enviaban,
a través del correo postal, a la emisora desde distintos puntos de las islas
para ser leídas a través de este medio radiofónico.
Allí estaban las tres hojas amarillentas y dobladas por la
mitad cada una con sus ingredientes y
con el modo de hacerlas.
-
Tortitas
de pescado
- Croquetas
de bacalao
- Dulce
Al tomar aquellas hojas entre sus
manos se emocionó y le hizo retrotraerse a los tiempos de la radio. La radio
por las mañanas, la radio por las tardes, la radio por las noches… Sin embargo
notó ciertas modificaciones escritas a mano y que le resultaron reconocibles en
su grafía.
A las tortitas de pescado, cuyo
título aparecía en mayúsculas, le había añadido: “Suéltele unas TORTITAS DE
PESCADO y le tendrá bien atado”
A la receta encabezada como croquetas
de bacalao fue capaz de modificarla escribiendo de su puño y letra: "BACAlado DE
BILBAdo”
Y a la del dulce le antepuso “A nadie
le amarga un DULCE”
Leyendo estas curiosas modificaciones
en los títulos, descubrió un sentido del humor y un juego de palabras nunca
antes visto por ella, capaz de reescribir títulos de recetas a su amaño
dándoles un toque humorístico.
Tal vez había sido esa Gloria, Gloria
Fuertes, la que inspiraría a su madre ejerciendo el influjo más agudo sobre su
inventiva. Esa mañana encontró dentro de aquella gaveta que “aún olía a
naftalina” tres variedades de dulces casuales…tal vez.
Volvió a esbozar una sonrisa con las
tres cuartillas entre sus manos mientras releía lo escrito en una de ellas;
y es que “A nadie le amarga un dulce".
1 comentario:
Muy bueno, me ha encantado. Besitos y salud.
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