sábado, 30 de mayo de 2009

De viejos muebles



Hay en mi casa unas mesitas antiguas de madera que van llegando a ser viejas. Tanto, que han resistido los embates del tiempo, estoicamente, haciendo gala de ejemplaridad, buen hacer y servicio a la comunidad de la que durante años han formado parte. Por edad y por generación, estos muebles no fueron adquiridos en ninguna mueblería, centro comercial de gran renombre, ni tan siquiera fueron adquiridos en ningún tipo de exposaldo. Podríamos decir que, en este último lugar, y muy de vez en cuando, se podría encontrar algún que otro mueble de similares características, un poco desapercibido en una esquina o bien algo oculto. Como si, de alguna manera, hubieran pasado inadvertidos a los ojos de los demás. O tal vez en algún rastro dominguero en dónde, los aficionados a encontrar objetos antiguos o alguna pieza en desuso, pudieran hacer realidad sus sueños de coleccionistas. O quizá, ser poseedores de algo poco usual y no muy visto .
Estos muebles, a los que hago referencia, fueron hechos por encargo en su momento a un carpintero que, en tiempos pretéritos, hizo de su profesión un arte y de su arte una practicidad encomendada. Estos dos muebles han representado durante algunas generaciones, un lugar de hegemonía en las necesidades de la vivienda, en dónde no era necesario llenarla con objetos inservibles al uso o poco prácticos. Estas dos mesitas han estado apoyadas a una pared blanca y bien enjalbegada; quedando destacadas, bien puestas, auténticamente colocadas y fijas con sus cuatro patas torneadas y sobre un tablado de madera. Han pasado por sus ojos muchas vicisitudes de alientos y desalientos, de dádivas y de carencias, de escuchas pacientes, de inmensas conversaciones familiares, de planificaciones futuras, de sueños no cumplidos, de ilusiones adquiridas en noches de luna llena, de ocasos necesarios, de realidades alcanzadas, de amaneceres inesperados. De sujeción de papeles, llaves, objetos variados y hasta objetos de decoración. No se han privado mis dos mesitas de sostener las consabidas “figuritas” que, añadían un cierto acompañamiento nocturno y diurno a la imperturbable espera de estos dos muebles.
Han permanecido así año tras año; en silencio, observando más bien desde la distancia y, aunque siempre han estado a la vista de todos, estos dos muebles han pasado desapercibidos por muchos de los que a su lado han transitado. Aunque, de vez en cuando y con una mirada de soslayo, alguien recae en ellos. No les ha hecho falta brillar mucho. Han sido ellas, las dos mesitas, las que con su propia esencia de mueble antiguo y personal, han destacado por encima de los demás muebles de la casa. Tan calladas, tan cercanas, tan prácticas, tan austeras, tan efectivas en cada momento de sus vidas. Y a su vez, tan llenas de vida y tan colmadas de variadas experiencias.
Muchas manos de pintura han pasado por sus esbeltos y bien formados entramados, haciéndolas relucir cuando aparentaban apagadas por el paso del tiempo. Pintura transparente y mate al principio de sus vidas; pasados unos años pintura transparente y brillante que terminaba descascarada formándose pequeñas costras en distintos rincones de su superficie; pintura transparente mezclada con algo de color más oscuro de tal manera que los desconchones aparentaran ligeramente retocados, a fin de ver más lustrosos estos muebles. Y por último, una mano de pintura oscura para apaciguar y, de paso, camuflar algunos retoques que no habían podido ser ocultos.
Pero siempre allí perennes, para los habitantes de la casa y para los foráneos que, de vez en cuando, tenían alguna mirada de complicidad con ellas, haciéndoles destacar algunas de sus cualidades presentadas a primera vista. Dígase diseño, estética, practicidad, medidas, belleza… etc.
Hoy es el día en que deseo hacer resaltar estos muebles por encima de los demás. Son únicos, intransferibles, muy personales, ni grandes ni pequeños, agradables a la vista y realizados con buena madera. Son ejemplares bellos y que brillan con luz propia entre los demás. Han sido hechos de una manera artesanal y con el arte de la paciencia, mereciéndose un buen puesto de honor en la casa.
He estado estudiando las posibilidades que tengo para hacer de estos dos muebles algo distinto, si bien nada nuevo en especial. E indagando he visto que lo principal va a ser quitarle toda la vieja pintura acumulada durante años en capas superpuestas. Tarea difícil ésta, dado que todas las capas están bien agarradas e intercaladas. Cuantas más capas quite, más capas aparecerán. Todo es cuestión de empeño, de destreza, de voluntad, hábito y algo de paciencia combinados con un esmerado, fino y constante trabajo.
De momento, no voy a pretender conseguir una flamante cara de estos dos muebles por el simple hecho de proponérmelo así, sin más. Habrá que agenciarse lija de varios granulados, también una especie de filamento metálico para raspar aquellos restos que se resistan a ser sacados de primera entrada, luego lana fina para suavizar la madera una vez que haya sido decapada, posteriormente una brocha delicada, algo esponjosa y de buena calidad para eliminar algún resto de polvo que haya quedado disimulado en algún repliegue de la madera. Y por último el barniz protector.
Éste último paso será, quizá, el más delicado y el que va a dar lugar a que mis antiguos muebles sigan cumpliendo la función para las que fueron hechos. El barniz protector, no sólo les ha de proteger de la intemperie y de los cambios de clima, sino que, además va a propinarle una belleza externa uniforme e impermeable capaz de volver a capturar las miradas de los que compartimos la misma vivienda y por consiguiente el mismo escenario. También y de nuevo, capturará la mirada de los foráneos, entre los que considero amigos, conocidos y vecinos.
Por ello me he planteado, no sólo, encontrar un excelente barniz protector de la madera, sino también que dure largo tiempo. Que sea repelente a los cambios ambientales y de tiempo, a las humedades y también que aguante algún que otro impacto o colisión que en algún momento puedan ser recibidos por algún rodamiento de sitio o lugar. Que se pueda tocar y pasar la mano sin que le quede señal alguna. Que cuando se le acumule algo de polvo o diminutas partículas, se pueda limpiar fácilmente con un suave paño, capaz de atrapar la primera pelusa a la primera pasada.
En definitiva, he de adquirir un barniz de calidad que pueda afrontar, si es posible, toda esta centuria, tal y cómo lo ha hecho con la pasada. Y que mis ojos sigan llenándose de la permanencia, de la belleza y de sus singulares puestos en los distintos rincones de la casa que han sido dispuestos para ellas. Tal y como les corresponde y para lo que fueron diseñadas.
Quise informarme y me dijeron que actualmente hay barnices más ecológicos y naturales, menos contaminantes, más prácticos y mucho más efectivos, protectores y de larga duración. Iré y me haré con uno de ellos. Mis viejas mesitas bien que se merecen, después de tanto tiempo sin ponerles atención, esta mano de barniz puro, transparente, fuerte y duradero.
Sólo espero que con esta calidad de barniz, las mesitas obtengan firmes cualidades de textura no quedándose en lo más superficial de su esmalte.






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sábado, 23 de mayo de 2009

Mes de mayo escogido




Algunas secuencias capturadas por mi retina entre Portugal y Tenerife.

martes, 19 de mayo de 2009

Tal día como hoy


No es por hacer un "cumplido" si digo que mi blog camina gracias a Alicia http://sinkuenta.blogspot.com/. Pero " De bien nacido es ser agradecido".Por eso he de decir que inicié unos primeros pasos algo tambaleantes e inseguros en este medio que,se me hacía demasiado abierto al exterior.Pero allí estuvo Alicia, que me dió unas primeras instrucciones para iniciarme. Me lanzó a la piscina y yo no tuve más remedio que nadar, nadar y nadar... En cualquier momento sé que sigue ahí para ayudarme a resolver problemillas que estos medios se encargan de traerte cuando menos lo esperas.Por eso celebro este primer año a sabiendas de que fue ella la que me metió el gusanillo.
So, thank you very much for so good idea.








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lunes, 18 de mayo de 2009

Una lectora




Mi hermana siempre fue muy buena lectora. Mucho más que yo, a la que le interesaban más lo juegos de actividad libre que quedarse parada o sentada con un libro entre las manos. Mi hermana tenía la costumbre de regalarme una peseta por ir a cambiarle novelas de amor al estanco de D. Antonio en el barrio. El estanco, además de tener de todo lo necesario para surtir las necesidades algo precarias de la época; servía a su vez de "biblioteca de barrio". Se cambiaban novelas y colorines que pasaban de mano en mano durante mucho tiempo y que, por su uso indefinido, iban cogiendo un cierto color amarillento y sus hojas terminaban demigajándose casi entre las manos. Tanto las novelas como los colorines, además de manoseadas, tenían algunas hojas salidas de sus cosidos primigenios y éstas se podían cambiar por media peseta. Valían más baratas.
A mi hermana le gustaban las novelas nuevas, de personajes modernos que capturaban a las jóvenes de la época con sus entresijos y sus historias de amores y de romances.
Y yo era la encargada de hacerle el intercambio, siempre y cuando se me remunerara con una peseta. Una peseta para la novela y una peseta para mi. No era mal negocio. Yo no entendía de amores ni de historias románticas, más bien me columpiaba felizmente en la rama de una higuera que, en más de una ocasión, me servía de cobijo; cuando no empezaba un interminable correteo por los alrededores hasta que alguien me mandaba a parar.
Yo buscaba para ella las portadas más antiguas, con un juego de colores distinto a los que estaban diseñados en la mayoría. Era la estética del diseño y el efecto de colores lo que me atraía en aquella empresa. Y en más de una ocasión se identificaban, paralelamente las novelas más viejas y más manoseadas del estanco, con el diseño más estético u original y que a mi me capturaba. Así y sin saberlo le llevaba a mi hermana novelas pasadas de moda, con historias y romances que nada le valían a ella que era una avanzada para la época. Y que más que sacarle jugo y provecho, lo único que conseguía era quedarse con una novela sin interés, desfasada y con tres palmos de narices. Y lo que es peor, ¡haber perdido una peseta! Algún que otro "castañetazo" recibí después de haber realizado mi frustrada y entorpecida empresa de trueque.
Mi interés por la lectura me llegó más tardíamente, pero bien afianzada. Sin embargo, fue mi hermana precisamente quién me dio a conocer a Benedetti. Fue ella la que me enseñó la poesía de este grande entre los grandes de las letras hispanoamericanas.Y leyendo a este hombre me quedé prendada de lo simple y lo grande a la vez. De todo lo que se puede decir con el alma y con el corazón. Fue un hombre que escribió lo que quiso y quiso escribir lo que amaba; o sea, escribió a la vida, a las cosas sencillas y por encima de todo al amor.
Recibí la noticia anoche, a través de Internet. Universal y gran delator éste que nos mantiene informados y comunicados a los que, por suerte, tenemos acceso a él; tanto para bien como para mal. Me entristecí porque, aunque uno debe aceptar la muerte como un proceso de vida, sé que se nos fue un hombre bueno y un hombre sabio. Un hombre poeta y un hombre comprometido; y un hombre constructor de sueños y realidades terrenas.
Hoy, aunque mi hermana no me mandara a cambiar una de aquellas novelas que forjaron a muchos de mi generación y de la suya en sus hábitos lectores; hoy, decidí cumplir con un ritual entrañable. Elegir, entre muchos, muchos libros publicados, uno escrito por Mario Benedetti. Con la semblanza segura y firme de saber que ÉL estaba a mi lado ayudándome en la elección más certera para mi y en este momento.
Y fui a la librería del barrio y pregunté por libros del MAESTRO y me ofrecieron algunos, y de todos ellos me quedé con uno que no tenía, y por esta vez no me importó la portada, ni sus colores, ni tan siquiera el diseño.
Lo que más me importó es que Él iba a estar con su escritura y su alma dentro.
Gracias maestro por toda tu sensibilidad, por tus letras y por todo lo que nos has dejado como herencia. ¿Qué mejor homenaje podría hacerle una de tantas lectoras de toda su obra?










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jueves, 14 de mayo de 2009

Mayo florido.



Este mes de mayo me es más querido que ninguno.
Mayo es el despertar, la apertura al estímulo,
...el desentumecimiento.

Es el florecer y la expansión de colores,
ensanche de olores,
es el brotar de sarmientos,
es retoñar con las flores.

Mayo florido y mayo amigo.
Mayo amor, mayo camino.
Mayo templado, mayo moderado.
Mayo ilusión, mayo emotivo.

¡No hay mayo anodino!.

Un día de mayo
por un ventanal
entró la amistad
con tomillo limón
cercano a su lado,
de poleo bien cargado,
de mejorana cálida y quieta,
de menta una maceta,
de tomillo florido y encrespado,
de romero bien puesto
para hacer brillar el pelo,
de lavanda , la más perfumada,
de santolina, que es cosa fina
y la hierbabuena en una esquina...

Apareció la amistad engalanada
juntas y apretadas llenan una canasta,
y llegó haciendo la venia
con un bouquet de fragancia,
para tan digna ofrenda
no es necesaria licencia.

Me llegó mayo
y apareció por la puerta,
engalanando la amistad
como una enredadera
atesorando ese breve encuentro
envuelto en celofán
de naturaleza bella.

Este mes de mayo me es más querido que ninguno.

Mes de mayo, florido, templado y esteta .
Como un toro manso que espera,
tranquilo, paciente ... a veces alerta.
Como un toro manso de mirada directa,
hasta que alguien viene y lo despierta.

Un año en el mes de mayo,
un año cargado de brisas, de lluvias
de brumas..., de alguna tormenta.

Con un rosal y cinco soles
ha tocado a mi puerta.

Mayo,
mes de mayo ,
a todas las flores,
mantiene mimadas, cuidadas
y abiertas.










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jueves, 7 de mayo de 2009

De corazón a corazón






" O meu único desejo é conversar. Conversar com alguém que ainda sabe sorrir" (José Manuel Suraiva)
Y yo añadiría además que no hay nada mejor que conversar, sonreir, compartir, querer... y cantar.
Todavía tengo el sabor dulce y delicado de las dos actuaciones que tuvimos en Portugal. Portugal, un país encantador en dónde la naturaleza no ha perdido esplendor y en dónde sus gentes no escatiman sonrisas, ternura, cariño, buena semblanza y amor… mucho amor.
Fuimos bien agasajados, como bien convidados. El convite, que ellos llaman, se convirtió en una gran fiesta familiar dispuesta para disfrutar y para forjar, más si cabe, los buenos lazos de amistad y de armonía que ya habíamos establecido con su primera visita a Tenerife con motivo del XV Encuentro del Festival CARPE DIEM.
CARPE DIEM (Portugal), CARPE DIEM ( España); y de ahí Carpe Diem (Corroios), Carpe Diem (La Laguna)


Un encuentro que, si bien no fue casual, si que tuvo su casuística a través de Internet, ya que gracias a la curiosidad de una compañera de nuestro coro CARPE DIEM (Islas Canarias), se propició el enlace y después el contacto entre ambos coros.
Y decir coro es decir ensayo, y decir ensayo es pensar en cantar, y pensar en cantar es tener “la garganta ronca de gritar sobre los mares” unas veces si y otras tal vez, día a día, semana a semana, mes a mes, año tras año...Y cuando la garganta aprieta puede ser por cantar, por ahogo, por resfrío, por llanto, por risa, por charla… por eso y también por mucho más. Pero siempre y cantando:
CARPE DIEM.
Así de sencillo y así de bello fue nuestro encuentro y nuestra estancia en Portugal. El agasajo fue sentido y de corazón, las palabras del director de Carpe Diem de Corroios fueron emotivas y, en su comunicación, estuvieron contínuamente jugando a salir y a esconderse, a regalar y a obsequiar; haciéndonos partícipes de toda su carga afectiva a todos los presentes, tanto en Caparica como en Corroios.

Decir que la fiesta de fados que organizaron para nuestro disfrute, estuvo a la altura de cualquier fiesta que se pueda ofrecer en cualquier sala o encuentro de Lisboa, o en cualquier lugar turístico de afamado renombre, es quedarme corta. Fue una fiesta anunciada y preparada con todo el mismo amor y la ilusión que ponen los padres cuando desean y quieren ver disfrutar a sus hijos celebrándoles su cumpleaños. Guardando las sorpresas para el término de la velada. Esperando ansiosos poder ofrecer el más alto grado de cantos salidos desde el corazón. Hubo fuerza, finura, delicadeza y garra. Voces distintas en estilos distintos.
Fadistas femeninos y masculinos se dieron cita en aquella noche de despedida, que cantaron con el alma, con toda su expresión y energía para ofrecernos lo mejor de su canto y también de su espíritu. Una mención especial debo hacer para la joven fadista Diana que, con una voz prometedora, va hacia un éxito seguro en un futuro no muy lejano. También me emocionó Rita, la tímida rockera, que apuntó muy alto con su genuina voz y su guitarra. Vibramos, nos deleitamos y recibimos las palabras del presidente de "La casa do Povo" en Corroios, como uno de los mejores y más entrañables regalos que van directos al corazón. Con un portugués claro, desgranado en el timbre, lento en su pronunciación, bien entendido y paralelo en similitudes al castellano. Acompasado, a su vez, por la auténtica gesticulación de unas manos rotundas y afianzadas. Así pudimos embriagarnos todos los alli presentes, no tanto del caldo que nos ofrecieron gratamente y que, dicho sea de paso, estaba exquisito; sino más bien ante tanto desprendimiento de cariño, afecto, gratificación y amor… mucho amor.

No se escatimaron gestos de generosidad, ni de compartir, ni de obsequios a través del canto y la canción; la música y la vibración; la armonía y la unión; la sensibilidad y la dedicación.
Ya nos lo decía Carlos, uno de los guitarristas y estupendo cantante cercano a la voz de la canción protesta, cuando de regreso a nuestro hotel nos llevó en su taxi: “La música une a cualquiera, la música hace que uno cambie si uno está maguado o si uno tiene una pena. Con la música, ésta desaparece y las cosas se ven de distinta manera. La música nos lleva a todas partes y está en todas partes"; así se expresaba en un portugués cercano al español. Y muchos han sido los que lo han aseverado desde tiempo inmemorial: “la música es el lenguaje universal”. No hay condición, país, raza, género... etc que se imponga a la alta escala musical, porque la música nos envuelve y nos transforma. La música hace que, en un momento de alta frecuencia vibratoria, los corazones vibren al unísono de tal manera que de corazón a corazón se experimente el do re mi fa sol la si como un auténtico bombeo musical, tendente a enlazar auténticos y amables corazones con auténticas y diáfanas notas musicales.


En consecuencia dimos las gracias con lo mejor que sabemos hacer. Con un TE QUIERO de Mario Benedetti percibiendo que nuestros corazones estaban henchidos de felicidad y repletos de agradecimiento. A punto de desbordarse. Sabiendo que así, y de corazón a corazón, cantamos, vibramos, nos enternecimos y con un simple "Te quiero", también lloramos.
Y por siempre quedará en el recuerdo y más en el alma de la persona que suscribe, el "Te quiero" como una de las palabras más emblemáticas, entrañables y más bellas de cuántas pueda el ser humano emplear. Nunca he escatimado ni su desarrollo, ni su empleo. Por todo ello mi especial "Te quiero" particular a cuántos me rodearon, me rodean y me siguen rodeando allí y aquí.
Por cierto si lo quieren oir de una forma magistral no duden en pinchar en
http://www.corocarpediem.com/principal.htm Les aseguro que no se arrepentirán y caerán en un cierto embeleso. Es más, volverán y se regocijarán.













Mapa Do Coração - Ana Moura


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