Nunca había pronunciado el vocablo que hacía honor a su persona. Amar, hubiera podido haberse escrito en el libro de su vida. Y era, sin embargo, el gesto, la mirada, la complicidad, el acercamiento, la ayuda, el tacto, el compartir. Una hechura perfecta que le caracterizaba por pensamiento, acción y emoción.
Mi jardín paso a paso.
Hace 14 horas