domingo, 26 de octubre de 2008

Noches de calado con el quinqué al lado






Vigía de veladas nocturnas
tendido cual fiel reflejo
llama reluciente
guía incandescente,
tu difuso halo
alimenta soledades
penas de ensueño
algún suave lamento.


Largas noches vestidas
entre agujas, hilos y calados,
tus manos danzan tejiendo
dibujando madejas de sueños
esbozando en el aire
destellos de anhelos forjados.


Candilejas de sombras agasajadas
diseños sutilmente floreados
tristezas apenas acariciadas
asomadas a la luz
de una tenue y débil llama.


Trama finamente deshilada,
la tela tensada
anudada y entrecruzada,
engarzas redondillo, flor,
fino, galleta o rehilo,
orgullosas y dignas
tus manos se afanan
en sutiles filigranas.


Fibra de algodón o lana
entre la ranura colocada
prende difusa la flama,
chisporroteando de pasión
en tertulias alumbradas.


Mantienen tus manos
un brillo reluciente,
centelleo vacilante
de caricias bien colmadas,
sosteniendo ardiente
la lámpara de vidrio
y siluetas abarrotada.


Lúgubre luz
del aire apartada
en penumbra aventajada,
cúpula cristalina y redondeada
alguna vez ennegrecida,
cobijando íntimos secretos,
de una taciturna
y temblorosa llamarada.


Cuando al fin el sueño llega
cargado de ausentes
y cristalinas miradas,
aupan tus manos
el transparente cristal
para extinguir de un soplo,
la frágil luz
de su nocturno titilar.



La lumbre del quinqué
daba compañía
a una fina y delicada artesanía.









Candilejas - Charlie Chaplin





DREAM A LITTLE DREAM OF ME - Mama Cass Elliot




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martes, 21 de octubre de 2008

Dándote a la lluvia.

Foto Ana




La lluvia retoza sobre los tejados plateados
por el pincel de la luna llena.
La luna llena puede ser dueña y señora de la situación.
Situación que no entiendes por más que el optimismo,
convertido en alegría y compartir de placeres,
te llegue y toque a tu puerta.
Puerta que se abrió y dejó paso a la ilusión,
al amor,
a la espontaneidad,
al cariño,
a la risa y
al compartir.
Al compartir un té con azúcar o con limón,
me entonó.
Me entonó y me avivó,
me senté y me levanté,
me sentí y te entendí,
te miré y me volví.
Me volví a ver si aún estabas ahí.
Ahí estabas, con tu libro acompañada.
Acompañada de una buena lectura.
Lectura que ya acabé.
Acabar es mi costumbre,¡mire usted!...
en algo me apacigüé.
Apaciguar es el punto al que deseo llegar.
Llegar a estar ahí, y lo quiero compartir.
Compartir es ya un hecho,
me digo para mis adentros.


¡Entonces la luna ha vuelto de nuevo!
¡De nuevo la lluvia te ha dejado al descubierto!
¿Al descubierto?
¡Descubierto ha quedado tu cielo abierto!




lunes, 13 de octubre de 2008

Tus manos





Me llega la caricia suave
y el aire tibio de tus manos,
el sentir de tu presencia
en sarmientos encrespados,
y finas hebras enredarse
a tu andar, y a tu paso
siempre todo festejado,
cuando en mi sólo había espera
cuando en ti sólo había entrega.



Tu semilla dejas caer
en un duro y abatido campo,
con esmero y paciencia trabajado
vertida de tus cálidas manos,
las tuyas sobre las mías
reposando
amparadas y a buen recaudo.



Se enardecen tus manos
desgranando
de la piña el grano,
amarillo maduro
y rojizo diferencial,
el carozo has de apilar,
mientras
la luna llena
nos quiere regalar
un farolito encendido,
acertando alumbrar
en noches claras
de fresco terral.



Atinas a perpetuar
la danza de tus ancestros,
entre hierbas, hojarasca y campos,
entre ciruelos, naranjos y limoneros,
en un leve sueño
me rindo y me embeleso,
si tiernamente me arropas
yo me acurruco y me aquieto.



Un mundo natural
de enjambres, pájaros y nidos
oculto entre las ramas
lo atesoras escondido,
para mostrarlo de regalo
sin moverlo ni tocarlo,
alimentando la ternura
de esos ingenuos
y apacibles años.
Con amor e ilusión
sólo te bastaba enseñarlo.



Tus manos serpentean
entre escasos algodones blancos,
con pompas de jabón juegan
se adiestran repiqueteando,
sobre la pila de piedra
molinera o de basalto.



Tendiendo siempre al sol
altivas se ven tus manos
en tendedero improvisado,
la ropa al viento volando
a cada lado un brezo,
la fina cuerda en medio
atada en ambos extremos.
Si alguna prenda queda
se coloca y se extiende,
sobre unas matas verdes
esperando que el sol
le llegue y la seque.



Cierro los ojos
de temor y sueño
desvanecidos,
un suave recordatorio
a mi mente llega florecido,
memorias de tus manos
amorosas
recogiendo ramilletes,
ocres, rojos,
amarillos y verdes,
acercándose a todas horas
tu dulce y fiel reflejo
claro a mi inconsciente.



Difícil tarea la tuya
con pocos recursos
de aquellos años
perpetuar una infantil felicidad
salida de tus lindas manos.


Por volver a tenerte
caminaría hasta la muerte.






Mozart for Baby - Mozart



Brahms Lullaby [Piano] - Johannes Brahms






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domingo, 5 de octubre de 2008

La razón de una lágrima.

Diseño: José V. Delgado


Puede ser poderosa
la razón de una lágrima.
Puede servir
para llegar hasta el fondo
o puede llegarnos desde
lo más hondo
sin aviso y sin razón
permitiendo
a los que se asoman
una simple evocación.



La razón de una lágrima
son muchas razones.
Que se nos escapan
arrulladas y embebidas
dando cauce
a alguna tristeza vacía
alguna añoranza
vestida de desesperanza,
o a un mar de alegrías
o quizá un llanto
escaso de sintonía
y que por no ser, no haber
o no tener,
te reduce tu alegría.



La razón de una lágrima
es una razón compartida.
En muchos días sucumbiendo
en tardes eternamente frías
en noches arropadas
sin la pasión de tu cuerpo,
para sacar y ofrecer
ahogado
parte de ese lamento.


Sin razón una lágrima
no es encuentro.
No es sensación, ni sentimiento
no es ternura, no es aliento.
La razón de una lágrima
invita a mirar hacia adentro.


Es capricho, es rebeldía
impotencia, desatención,
es fortalecimiento
o desprotección.

Desahogo por derecho
y cansancio por exceso.

Con humildad derramada
valiente según los tiempos,
en un audaz recorrido
con calma se acercará
recordando su humanidad
para seguir viviendo
con cierta serenidad.


Es la razón
de una lágrima
que sale a su encuentro.


Y cuando recibes
en tu alma
el soplo tibio y candoroso
del poder de una lágrima
acercando sin temor
lo sublime
y lo hermoso,
algo espléndido percibes
entre la tierra y el cielo,
un quebranto silencioso
una petición sin palabras
un inconfundible sollozo
un escondido deseo.


Por el poder de una lágrima
que salió fuera
y no esperó dentro.


Y cercanos a una lágrima
en la fuerza
que despierta ella,
sucumben y se enaltecen
los que nunca
a derramarla llegan.

La razón de una lágrima
pasa sólo por entenderla.


Cavallaria Rusticana: Intermezzo - Pietro Mascagni


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